El reino de Dios es la presencia del amor
Era viernes tres de febrero, se cumplieron ese día doscientos veintidós años del natalicio en Cumaná de Antonio José de Sucre, y salíamos de la sede de la Escuela de Historia del Área Humanidades, Letras y Artes, de la Universidad Rómulo Gallegos, ubicada en la Casa de Alto en calle 5, Bolívar, con carrera 12, San José, en la Villa de Todos los Santos de Calabozo; eran las cinco y media de la tarde, y me dijo Néstor León Espera a que te busque un libro de poesías, que te voy a regalar; al rato subíamos caminando por la calle 5, Ubaldo Ruiz, Víctor Luacho y yo, y comenté que estaba fresca la tarde con tan agradable alisio que estaba venteando; en la carrera siete Ubaldo se despidió, cruzó hacia la derecha, seguimos Víctor y yo, más adelante me despedí, en la carrera dos crucé hacia la izquierda, y Víctor siguió hacia la carrera uno; caminé hasta la parada de buses en la carrera cuatro, y ahí me senté a leer el libro que me terminaba de regalar Néstor, y en el epígrafe leo
El cielo es un estado, no un sitio
verso que toma Leonardo González Alcalá del libro Salmos de la poeta venezolana Ida Gramcko; previamente había leído que Leonardo González es caraqueño, y el libro que en ese momento hojeaba y ojeaba fue escogido por el jurado de la XII edición de la Bienal de Poesía del Ateneo de Calabozo Francisco Lazo Martí; y me parece acertado ampliar la idea del epígrafe con el sentido dado por el barcelonés de Venezuela y mundialmente famoso Miguel Otero Silva, en la novela-poesía La piedra que era Cristo…,1984, en la página treinta y dos del libro de Editorial La Oveja Negra Ltda., Bogotá, cuando el escritor imagina a Juan Bautista y a Jesús en un momento a solas
-Dice Juan: El reino de Dios está cerca. Por sus puertas entrarán, sin distingos de origen, todos los hombres justos, y también aquelllos pecadores a quienes el remordimiento enderezó sus conductas.
-Piensa Jesús:
El reino de Dios es ya presente, con todo el torrente de renovación moral que él trae consigo. Tú has dicho que el reino de Dios está cerca, y es cierto lo que has dicho, mas no cerca en la medida del tiempo sino cerca en el aire del espacio. Está tan cerca que si extendemos la mano alcanzaremos a tocarlo. El reino de Dios es la presencia del amor que ha comenzado a edificar el destino del hombre. Adelfo Morillo
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