El amor a la
vida y a la bondad
Frente a mi casa,
del otro lado de la calle,
ahí en ese jardín hay rosas rojas
y con sus colores me alegro
y me detengo a pensar,
y el verde del olivo me recuerda
que los evangelistas hablan de Jesús,
de sus oraciones en el monte de los olivos;
y pienso en los pobres,
si cada familia pobre tuviera techo propio,
qué bueno sería,
si los pobres que son mayoría,
tuvieran el pan de cada día,
qué bueno sería;
viviéramos en el reino de Dios,
como dijo Jesús.
Frente a mi casa,
del otro lado de la calle,
ahí en ese patio florece un araguaney de
jardín,
y con sus oros me alegro
y me detengo a pensar,
si los hombres y mujeres fuéramos menos y
más,
si fuéramos menos egoístas,
si fuéramos menos vanidosos,
si fuéramos menos mentirosos;
si los hombres y mujeres fuéramos más y
menos,
si fuéramos más comunitarios,
si fuéramos más auténticos,
si fuéramos más dados a la bondad,
si fuéramos más portadores de la verdad;
si cada ser humano pobre o rico,
dejara de contaminar a este planeta
que cada día tanto asfixiamos
y que nos puede asfixiar,
este planeta ya no aguanta más,
casi lo vamos a reventar
y nos puede reventar.
En el patio de mi casa,
de este lado de acá,
me alegro,
cuando dejo de pensar en tantas cosas tristes
que nos hace lamentar y llorar;
y cuando sé
que triunfarán el amor a la vida y a la
bondad.
Adelfo Morillo
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