Dones de amor
Cuántos innumerables gratos momentos hemos tenido,
cuántos innumerables favores hemos recibido,
esos momentos y favores son tantos, tantísimos,
y por eso en cada momento busco regalar dones,
con intención de pagar
esos momentos y favores recibidos por mí;
doy gracias por los espacios y tiempos de mi niñez
y de mi primera juventud,
cuando nací a orillas del Guárico,
luego con mis abuelos maternos a orillas del
Orinoco,
yo tenía un año,
cuando me llevaron con ellos a Cabruita,
y de allá a los pocos meses se mudaron a orillas
del Apure,
ahí vivimos en El Picacho,
hasta cuando tuve ocho años.
Recuerdo a tanta gente que se ha ido de este mundo,
recuerdo a algunos de ellos que me dieron amor;
me gusta convivir con gente que me brinda alegría,
de esta gente aprendo,
cuando con esta gente estoy,
se me hace fácil soñar y cómo sueño.
También doy gracias por los espacios y tiempos de
mis estudios,
los de mi primaria y bachillerato en mi pueblo
natal,
Villa de Todos los Santos,
y por los que viví en la Universidad,
allá a orillas del Chama, del Milla,
del Pedregosa, del Albarregas y del Mucujún,
allá en Mérida,
donde descifrábamos textos en griego antiguo,
frente a rojos bucares en lo alto de la montaña,
donde escudriñábamos latín clásico,
frente a la sierra nevada,
donde aprendíamos francés,
y aquella tarde cuando nos escapamos
y Pedro Luis, un compañero montaba caballo,
en una finca frente a la montaña azul;
también alimentábamos el ocio,
cuando caminábamos por la montaña,
y ahí en el río de frías aguas,
se bañaban río arriba nuestras compañeras de
estudios,
y nosotros nos bañábamos río abajo,
y gozamos el momento
de cuando Enrique comenzó a tocar la guitarra,
estuvimos sentados sobre el pasto,
frente a la montaña azul escuchábamos armonías,
fue un concierto de guitarra entre flores.
Cuántos innumerables gratos momentos hemos tenido,
cuántos innumerables favores hemos recibido.
Una buena tarde me sorprendió el amor,
allá en Mérida,
una muchacha de Valera llegó a mi vida
y con el tiempo tuvimos nuestros hijos.
Doy gracias por espacios, tiempos y por tanta gente
con que he compartido
y con que vivo gratos momentos;
gracias a Dios y a la gente que tanto me ha dado;
Dios santo, dame las llaves de las puertas del
amor,
con que yo pueda aprender y comprender
y para que en cada momento de mi presente
yo regale dones de amor.
Adelfo Morillo
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