lunes, 21 de septiembre de 2015

Tras de una vida sencilla 19


Tras de una vida sencilla                    19

       Somos seres vivos, vamos a morir, cada quien en algún momento; estamos de paso por este planeta, que cada vez lo contaminamos más; deberíamos hacer cada uno de nosotros algo vital para mantener la permanencia de este mundo, que gira en su órbita cual nave espacial; mi mujer, María; mi hijo, Fabio, y yo vivimos en la Misión de Nuestra Señora de los Ángeles, parte de arriba de la Villa de Todos los Santos, hace dieciséis años nos mudamos a nuestra casa, ubicada en un rincón de calle ciega, y desde entonces comenzamos a sembrar plantas, porque lo único que puede mantener a este planeta es la biodeversidad de la flora marina y terrestre; pienso y sé que si cada uno de los niños, jóvenes, hombres y mujeres nos comprometiéramos con sembrar y cuidar plantas, cuando muramos, estaremos dejando bases de vida más duraderas que nosotros; y después de dieciséis años miro el solar que está por este, norte y sur de nuestra casa, y paseo la mirada por tantas plantas o me paseo entre ellas, flores escondidas, lechosos, damas de noche, ringuerringues, crotos, olivos, yuquillas, lombriceras, cadillos, picapicas, campánulas, árboles de la fortuna, cañas de la India, guayabos, jenjibre, palmeras, cocoteros, ixoras, riñoneros, tuatúas, manzanos de jardín, atroverán, acetaminofén, orores, yagrumos, chirimoyas, jazmineros, azahares, chaparros, sábilas, sangrías, ciruelos, araguaneyes de jardín, limoneros, cayenas, naranjeros, aguacatero, mangos, maniritos, fregosas, bruscas, escobas, cariaquitos, yerbamoras, ñames, árnicas, mapurites, aníes, almendro, icacos, uveros, nonis, moringas, chayas, adormideras, algodoneros pajarito, piñeros, guanábanos, pomagás, llantén, tulipanes, corona de Cristo, bouquets de novia, lirios, navidad, colombiana, Juan de la calle, mamón, ajíes, frijol, yuca, onotos, cerezos, mereyes, albahacas, malojillos, toronjil; a las plantas se le da nombres de medicinales, frutales, ornamentales; yo pienso que todas son medicinales, nos dan salud física y nos alegran el espíritu, cuando las miramos, tocamos, olemos, o escuchamos cómo se cuela el viento entre el follaje, y cuántas cosas sentimos, cuando los pajaritos beben en sus hojas preñadas de rocío, se posan y se bañan; y viajamos con el vaivén de las mariposas, cada cual con sus distintas formas, colores y dibujos entre las alas, o nos suspendemos en el vuelo de los caballitos o libélulas; sí, moro en la casa, mas uno de mis buenos alimentos de espíritu lo encuentro y disfruto en estos sitios del solar, entre luces y sombras, entre formas, olores y colores…

Adelfo Morillo 

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