Tras de una
vida sencilla 17
Nuestro camino de vida es
tan corto y nuestros afanes se terminan con nuestro postrero aliento, y creo
que nunca alcanzamos la total pureza de espíritu, nos equivocamos tantas veces
sin intención, mas sí podemos mantenernos en una vida de acciones y reacciones
de bondad en uno mismo y para con los demás, seres humanos y seres vivos y
seres inertes, y también sumirnos en armonía de paz con el mundo en su
totalidad…
En el cada día me pregunto
y pregunto, miro, admiro y observo, intento ubicarme en presente, sin gastar
angustias por el futuro, y el pasado se me vuelve una viñeta sepia y a colores
de los recuerdos gratos idos. El sol nos prodiga cada especie de vida, desde
los microscópicos seres hasta las más grandes y majestuosas manifestaciones, y
en las noches de luna o sin luna seguimos palpitando y bullendo en este mundo
junto con el gran concierto del universo… Y discurrimos entre afanes y reposos,
andamos pequeños o largos senderos, y abrevamos aguas claras o turbias, y
cuando alcemos el rostro, elevemos
gracias al Altísimo; y en mi vida particular continúo tras las huellas de una
vida sencilla, y en mi fe, creo, amigos y amigas, que debemos seguir con firme
voluntad para no apartarnos en ningún momento del camino de la verdad y de la
vida…
El camino de espinas es de
dificultades, de lechos duros y hasta de posarnos en el suelo, de comidas
escasas, pobres, insípidas, de ayunos y de hambres, de tropiezos y rechazos, y
todo eso son forjas que nos preparan, nos fortalecen y nos prueban; porque
nunca es el lujo y la abundancia de comodidades materiales lo que nos lleva al
centro de un espíritu bueno y noble, no, nunca el dinero le dará brillo al
espíritu; es el amor que lleva verdad, bondad y belleza, mas para vislumbrar
estas cosas debemos transitar el camino de necesidades extremas, y en medio de
ellas podemos flaquear, mas si no nos rendimos, y las vamos superando, con el
paso de los días, cuando nos detengamos, para hacer pausas de reflexión, nos
vamos a dar cuenta de que hemos salido incontaminados, con ojos de mirada firme
y sincera, y sin titubeos nos volvemos a preparar para seguir desbrozando cada
una de las dificultades que nos vaya presentando la rutina del cada día…
Adelfo Morillo
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