Alberto Arvelo Torrealba
Florentino y El Diablo
El Reto
“Soplo de quema el suspiro,
paso llano el palafrén,
mirada y rumbo
el coplero
pone para su caney,
cuando con trote sombrío
oye un jinete tras él.
Negra se le ve la manta,
negro el caballo también;
bajo el negro pelo ‘e guama
la cara no se le ve.
Pasa cantando una copla
sin la mirada volver:
-Amigo, por si se atreve,
aguárdeme en Santa Inés,
que yo lo voy a buscar
para cantar con usté.
Florentino taciturno
coge el banco de través.
Puntero en la soledad
que enlutan llamas de ayer,
parece que va soñando
con la sabana en la sien.
En un verso largo y hondo
se le estira el tono fiel:
-Sabana, sabana, tierra
que hace sudar y querer,
parada con tanto rumbo,
con agua y muerta de sed,
una con mi alma en lo sola,
una con Dios en la fe;
sobre tu pecho desnudo
yo me paro a responder:
Sepa el cantador sombrío
que yo cumplo con mi ley
y como canté con todos,
tengo que cantar con él.
Florentino está silbando
sones de añeja bravura
y
su diestra echa a volar
ansias que pisa la zurda,
cuando el indio pico de oro
con
su canto lo saluda.
El Diablo
Capitán de la Tiniebla
es quien lo viene a buscar.
Florentino
Es quien lo viene a buscar.
Mucho gusto en conocerlo
tengo señor Satanás.
Zamuros de la Barrosa ,
salgan del Alcornocal
que al Diablo lo cogió el día
queriéndome atropellar.
Sácame de aquí con Dios,
Virgen de la Soledá ,
Virgen del Carmen bendita,
sagrada Virgen del Real,
tierna Virgen del Socorro,
dulce Virgen de la Paz ,
Virgen de la Coromoto ,
Virgen de Chiquinquirá,
piadosa Virgen
del Valle,
santa Virgen del Pilar,
Fiel Madre de los Dolores,
dame el fulgor
que tú das,
¡San Miguel! Dame tu escudo,
tu rejón y tu puñal,
Niño de Atocha bendito,
Santísima Trinidá.”
Alberto Arvelo Torrealba nació en Barinas
(1905), y de su producción en prosa y en verso, destacamos esta leyenda tejida
de superstición llanera, lo que él recogió de las creencias, costumbres, del
pensar y sentir de las gentes de estas tierras anchas y tendidas, fue a la
tradición oral, a las cosas contadas de abuelos a padres y de padres a hijos, a
todo esto también se le llama folclore… El poema Florentino y El Diablo
comienza con el reto que le hace el Diablo a Florentino, luego sigue el
encuentro entre estos dos copleros para comenzar la porfía, el mano a mano, el
careo, donde se valen de versos octosílabos, ese verso que mide la exacta
capacidad de aire cuando hablamos en lo cotidiano, y para los cantadores,
copleros, y en este caso a estos dos contrapuntreadores les da la justa medida,
para pensar e improvisar afirmándose en el último pie que canta el contendor…
Si leemos en voz alta, nos damos cuenta de que creamos música natural, que va
despidiendo saberes, claroscuros, temores, creencias, dolores o lances de
amores…
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