viernes, 1 de octubre de 2021

 

Cuentos para entretener            14

Una noche me dijo mi papá Tomás que en la mañanita íbamos a salir en la curiara, para visitar a los Venero en el fundo Medanito, allá estaba Pedro Venero, marido de Ana Olivares de Venero, sobrina ahijada de mi mamá Catalina; ese otro día todavía bajo el crepúsculo mañanero salimos en la curiara, mi papá con canalete y yo con palanca, llevábamos algo de bastimento en el porsiacaso; la travesía la comenzamos por el río Apure, después enfilamos por un caño de aguas cristalinas, en algunas partes se hacía remolinos; cuando habíamos andado buena parte del trayecto, miramos sobre la orilla derecha una manirota, ya la habían picoteado los pájaros y se veía amarillita ladrillo, arrimamos la curiara, me bajé, la agarré y olía a delicias edénicas; a media mañana llegamos donde los Venero, allá estaban Pedro Venero, el hijo mayor Pompilio y la hija Hermelinda; recuerdo que en la tarde salimos con Pompilio que cargaba una escopeta, por si se atravesaba alguna cacería, pasamos frente a una laguna grande, y ya en la tardecita regresamos a la casa de campo; cenamos y temprano en la noche nos reunimos alrededor del montón de bosta encendido, para ahuyentar la plaga, y empezó lo que no puede faltar, la contadera de cosas pasadas y con el ingrediente de los cuentos de espantos, de aparecidos y de muertos, y ahí era cuando Hermelinda se reía sabroso de mí, porque yo subía los pies sobre la silla de cuero, para que ningún muerto me tocara las piernas; y qué cuento del momento de irnos a acostar, yo me metía en el chinchorro con mosquitero y me arropaba como hallaca de pies a cabeza, con los ojos apretados, para que ningún muerto me tocara y para no mirarlo parado frente a mí; en la madrugada me despertó mi papá, para que fuéramos hasta el corral del ganado, cuando llegamos, estaban ordeñando y nos dieron leche tibiecita recién ordeñada en totumas rebosantes de espuma; cuando volvimos a la casa de vivienda Hermelinda se mecía en un chinchorro y yo le dije que me dejara acostar a su lado, porque estaba enamorado y me iba a casar con ella; al día siguiente salimos de Medanito rumbo a casa, nos dieron unas cachapas con queso blanco llanero de cincho, cuando habíamos andado como media travesía, nos dio apetito, busqué en el porsiacaso y las cachapas estaban babosas, todavía estábamos en aguas claritas del caño, mi papá me dijo que las mojara en las aguas, eso hice y nos dimos ese manjar, mientras seguimos navegando en la curiara: poco a poco y cantando bajito..., como decía mi papá...

                                                                     Adelfo Morillo

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