Cuentos para
entretener 14
Una noche me dijo mi papá Tomás que en la mañanita íbamos
a salir en la curiara, para visitar a los Venero en el fundo Medanito, allá estaba
Pedro Venero, marido de Ana Olivares de Venero, sobrina ahijada de mi mamá
Catalina; ese otro día todavía bajo el crepúsculo mañanero salimos en la
curiara, mi papá con canalete y yo con palanca, llevábamos algo de bastimento en
el porsiacaso; la travesía la comenzamos por el río Apure, después enfilamos
por un caño de aguas cristalinas, en algunas partes se hacía remolinos; cuando
habíamos andado buena parte del trayecto, miramos sobre la orilla derecha una
manirota, ya la habían picoteado los pájaros y se veía amarillita ladrillo,
arrimamos la curiara, me bajé, la agarré y olía a delicias edénicas; a media
mañana llegamos donde los Venero, allá estaban Pedro Venero, el hijo mayor
Pompilio y la hija Hermelinda; recuerdo que en la tarde salimos con Pompilio
que cargaba una escopeta, por si se atravesaba alguna cacería, pasamos frente a
una laguna grande, y ya en la tardecita regresamos a la casa de campo; cenamos
y temprano en la noche nos reunimos alrededor del montón de bosta encendido,
para ahuyentar la plaga, y empezó lo que no puede faltar, la contadera de cosas
pasadas y con el ingrediente de los cuentos de espantos, de aparecidos y de
muertos, y ahí era cuando Hermelinda se reía sabroso de mí, porque yo subía los
pies sobre la silla de cuero, para que ningún muerto me tocara las piernas; y
qué cuento del momento de irnos a acostar, yo me metía en el chinchorro con
mosquitero y me arropaba como hallaca de pies a cabeza, con los ojos apretados,
para que ningún muerto me tocara y para no mirarlo parado frente a mí; en la madrugada
me despertó mi papá, para que fuéramos hasta el corral del ganado, cuando
llegamos, estaban ordeñando y nos dieron leche tibiecita recién ordeñada en
totumas rebosantes de espuma; cuando volvimos a la casa de vivienda Hermelinda
se mecía en un chinchorro y yo le dije que me dejara acostar a su lado, porque
estaba enamorado y me iba a casar con ella; al día siguiente salimos de
Medanito rumbo a casa, nos dieron unas cachapas con queso blanco llanero de
cincho, cuando habíamos andado como media travesía, nos dio apetito, busqué en
el porsiacaso y las cachapas estaban babosas, todavía estábamos en aguas claritas
del caño, mi papá me dijo que las mojara en las aguas, eso hice y nos dimos ese
manjar, mientras seguimos navegando en la curiara: poco a poco y cantando
bajito..., como decía mi papá...
Adelfo Morillo
No hay comentarios:
Publicar un comentario