Respeto
por la palabra 96
Mereyes
Por
los años sesenta y setenta al final de la carrera 12, cerca del cine José
Antonio Páez y de Radio Los Llanos, por ahí funcionaba el bar Los Mereyes y por
ahí se ubicaban los carros por puestos que salían a diversos sitios de nuestro
país; cuando regresé a finales de los ochenta a esta Villa de Todos los Santos,
me entero de que en la carrera 1, entre calles 6 y 7, se encuentra el bar Los
Mereyes y ahí comencé a ir a diario a jugar bolas criollas, dominó y juegos de
caída y de truco con barajas españolas... A mí me gusta toda clase de frutas,
menos el caimito, porque es muy dulce; cierta vez andábamos, mi esposa, María,
mi hijo, Fabio, y yo manejaba, veníamos por la vía de La Matica aledaña al río
Orituco y miro una rama de un árbol de merey caída sobre la vía, estaba cargada
de mereyes maduros rojitos, tomé varios, nos comimos unos y nos trajimos
algunos para casa, tomé semillas y las sembré en el patio y desde hace unos
años, las matas de merey cargan y nos deleitamos con su sabrosa pulpa jugosa;
hace años salimos para Mochima: María, Fabio y yo conducía y a lo largo de la
vía de Anzoátegui veíamos a los vendedores de semillas asadas de merey, compramos
y nos dimos gusto con sus almendras; sabemos que el merey, caujil o marañón
posee varias propiedades medicinales; el merey es anacardo; cuando leemos Silva
criolla..., en versos heptasílabos y endecasílabos, escrita por el poeta
villatodosantino Francisco Lazo Martí, encontramos esta pintura en una línea
del poema: ... y desprende el merey sabrosa almendra...
Adelfo Morillo
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