lunes, 12 de abril de 2021

 

Respeto por la palabra     96

Mereyes

Por los años sesenta y setenta al final de la carrera 12, cerca del cine José Antonio Páez y de Radio Los Llanos, por ahí funcionaba el bar Los Mereyes y por ahí se ubicaban los carros por puestos que salían a diversos sitios de nuestro país; cuando regresé a finales de los ochenta a esta Villa de Todos los Santos, me entero de que en la carrera 1, entre calles 6 y 7, se encuentra el bar Los Mereyes y ahí comencé a ir a diario a jugar bolas criollas, dominó y juegos de caída y de truco con barajas españolas... A mí me gusta toda clase de frutas, menos el caimito, porque es muy dulce; cierta vez andábamos, mi esposa, María, mi hijo, Fabio, y yo manejaba, veníamos por la vía de La Matica aledaña al río Orituco y miro una rama de un árbol de merey caída sobre la vía, estaba cargada de mereyes maduros rojitos, tomé varios, nos comimos unos y nos trajimos algunos para casa, tomé semillas y las sembré en el patio y desde hace unos años, las matas de merey cargan y nos deleitamos con su sabrosa pulpa jugosa; hace años salimos para Mochima: María, Fabio y yo conducía y a lo largo de la vía de Anzoátegui veíamos a los vendedores de semillas asadas de merey, compramos y nos dimos gusto con sus almendras; sabemos que el merey, caujil o marañón posee varias propiedades medicinales; el merey es anacardo; cuando leemos Silva criolla..., en versos heptasílabos y endecasílabos, escrita por el poeta villatodosantino Francisco Lazo Martí, encontramos esta pintura en una línea del poema: ... y desprende el merey sabrosa almendra...

Adelfo Morillo


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