domingo, 31 de enero de 2021

 

Campo de Carabobo    25

Pasado, proyección de presente continuo a futuro

Continuamos conociendo el Discurso pronunciado en Angostura el 15 de febrero de 1.819 por el Libertador, Simón Bolívar, ante los diputados del Congreso…       Todos saben apreciar el valor intrínseco de las teorías especulativas de los filósofos y legisladores modernos. En fin, este astro en su luminosa carrera aun ha encendido los pechos de los apáticos españoles, que también se han lanzado en el torbellino político, han hecho sus efímeras pruebas de libertad, han reconocido su incapacidad para vivir bajo el dulce dominio de las leyes y han vuelto a sepultarse en sus prisiones y hogueras inmemorables. Aquí es el lugar de repetirles, legisladores, lo que dice el elocuente Volney, en la dedicatoria de sus Ruinas de Palmira: A los pueblos nacientes de las Indias castellanas a los jefes generosos que los guían a la libertad. Que los errores e infortunios del mundo antiguo enseñen la sabiduría y la felicidad al mundo nuevo. Que no pierdan, pues, las lecciones de la experiencia y que las escuelas de Grecia, de Roma, de Francia, de Inglaterra y de americanos instruyan en la difícil ciencia de crear y de conservar las naciones con leyes propias, justas, legítimas y, sobre todo, útiles; no olvidando jamás que la excelencia de un gobierno no consiste en sus teorías, en su forma ni en su mecanismo, sino en ser apropiado a la naturaleza y al carácter de la nación para la que se instituye. Roma y Gran Bretaña son las naciones que más han sobresalido de entre las antiguas y modernas; ambas nacieron para mandar y ser libres, pero ambas se constituyeron no con brillantes formas de libertad, sino con establecimientos sólidos. Así, pues, les recomiendo, representantes, el estudio de la constitución británica, que es la que parece destinada a operar el mayor bien posible a los pueblos que la adoptan; pero por perfecta que sea, estoy muy lejos de proponerles su imitación servil. Cuando hablo del gobierno británico solo me refiero a lo que tiene de republicano: Y a la verdad, ¿puede llamarse monarquía un sistema en el cual se reconoce la soberanía popular, la división y equilibrio de los poderes, la libertad civil, de conciencia, de imprenta y en cuanto es de sublime en la política?

*Ortografía actualizada por Adelfo Morillo.

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