Seminario: Prácticas sociales de la lectura y
de la escritura III
El sábado 10 de diciembre
cumplimos con la tercera jornada del Seminario, comenzamos con retomar ideas de
las ya asumidas en la reunión anterior, y seguidamente tomó la palabra María
Fernanda Toledo, y nos dijo Mi
participación la voy a hacer con la actividad que hicimos esta semana en aula,
la cual consistió en una Exposición acerca de la Poesía…, previamente acordada con los
alumnos de Cuarto Año, Sección B, del Liceo Bolivariano Celina Acosta de
Viana, puedo decir que los alumnos
cumplieron muy bien con la tarea asignada, y elegí y traje hoy de manera
particular la lámina realizada por la alumna Lisseht Garabote, en esta lámina
miramos el texto de la letra de la canción Venezuela, manuscrito por la alumna y también vemos imágenes collages de
paisajes y dibujos que reflejan los referentes naturales mencionados en la
canción de flora, fauna y escenarios
de Venezuela; la alumna cuando hizo su exposición nos precisó que la letra de esta
canción, Venezuela, la tomó de la Colección
Bicentenario, del libro El
cardenalito, Lengua y Literatura de
Quinto Grado, páginas 170 y 171; y que los autores de la letra de esta canción son
Pablo Herrero y José Luis Armenteros, y leyó lo que dice a pie de página 171 La
canción Venezuela fue compuesta por
dos españoles, Pablo Herrero y José Luis Armenteros. Como dato curioso hay que
resaltar que estos músicos escribieron la canción sobre nuestro país sin
haberlo visitado nunca; lo conocieron a través de los libros y por otras
referencias. Es asombroso que sin haber
pisado tierra venezolana hayan podido expresar con tanto afecto el sentimiento
hacia nuestra patria y retratar sus paisajes con tanta precisión. Para muchos
venezolanos esta hermosa pieza musical se ha convertido en el tercer himno de
Venezuela, después del Gloria al Bravo
Pueblo y del Alma Llanera.
Venezuela
Llevo tu luz y tu aroma en mi piel
y el cuatro en mi corazón,
llevo en mi sangre la espuma del mar
y tu horizonte en mis ojos.
No envidio el vuelo ni el nido al turpial,
soy como el viento en la mies,
siento el Caribe como una mujer,
soy así, qué voy a hacer.
Soy desierto, selva, nieve y volcán
y al andar dejo mi estela,
el rumor del llano en una canción
que me desvela.
La mujer que quiero tiene que ser
corazón, fuego y espuela
con la piel tostada como una flor
de Venezuela.
Con tus paisajes y mis sueños me iré
por esos mundos de Dios
y tus recuerdos al atardecer
me harán más corto el camino.
Entre tus playas quedó mi niñez
tendida al viento y al sol
y esa nostalgia que sube a mi voz,
sin querer se hizo canción.
De los montes quiero la inmensidad
y del río la acuarela
y de ti los hijos que sembrarán
nuevas estrellas.
Y si un día tengo que naufragar
y el tifón rompe mis velas,
entierren mi cuerpo cerca del mar
en Venezuela.
Además nos llamó la atención en la lámina que algunas palabras aparecen
resaltadas, y esto lo hizo la alumna para explicar el significado de las
mismas, y la primera de las resaltadas es mies, y nos explicó que aquí tiene significado de espiga verde o ya a punto
de ser cosechada, y en ese caso se entiende también por cosecha; la segunda fue
Caribe para significar el mar que
lleva ese nombre en la parte norte de Venezuela; y así clarificó el resto de
las palabras por ella resaltadas; como se pueden dar cuenta, me traje esta
muestra para significar cómo no solo evalué la labor de la alumna, sino que con
esto premio con honores a la alumna Lisseht Garabote; y por mi parte reforcé la
exposición, cuando aporté las ideas de que hay una metáfora al pintar a Venezuela
con la mujer, y a la vez de cómo debemos afianzar cada vez más nuestros sentidos de querencia y de
pertenencia por nuestro país.
Después nos ocupamos en
leer por turno un párrafo del artículo que apareció en las páginas 30 y 31 del
diario Últimas Noticias, del sábado
10 de diciembre de 2016, escrito por Gipsy Gastello,con el título
Volver
a los clásicos
Releer es una de las tareas más nobles y útiles que podemos asumir
porque somos lo que leemos y cada vez que leemos somos distintos.
La lectura se basa en nuestra
interpretación de lo leído y si vamos creciendo, madurando, evolucionando o
involucionando, la lectura cambia en sí misma. Parece un trabalenguas pero no
lo es.
Siempre tenemos libros de cabecera, esos
predilectos que nos cambiaron la vida en algún momento y que permanecen en
nuestra memoria. Los recordamos con cariño y guardan un lugar privilegiado en
nuestras bibliotecas.
Les invito a hacer la prueba: Y si
vuelven a leer un libro tan añorado hoy, en este momento, en este instante, en
este entorno. Apuesto a que descubrirán muchas cosas. De vez en cuando yo suelo
hacerlo, recurro a Rayuela de Julio Cortázar, por ejemplo. En cada
lectura, un libro nuevo se descubre ante mí.
En esta oportunidad, en tiempos del
amor, pretendo dejarles este fragmento del capítulo 7, uno de los textos más
románticos escritos jamás:
Entonces
mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu
pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de
peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es
dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del
aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor
a fruta madura, y yo te siento temblar contra mi mano como una luna en el agua.
Quién sabe y se ganen unos puntos esta noche dedicándole estas líneas a
su ser más querido.
Y como estamos en la onda de las
relecturas, uno de los libros más camaleónicos que existen es El Principito.
Algunos le llaman el libro más querido
de la literatura, yo prefiero denominarlo como tratado filósofico e inesperado.
Y para complementar ese instante amoroso entregado por el cronopio mayor, Julio
Cortázar; Antoine de Saint-Exupéry hace lo propio cuando el Principito y el
zorro se conocen en una pradera. El zorro le enseña al curioso Principito que
domesticar es crear vínculos y que es una práctica muy olvidada por los
humanos. Aprende entonces que una rosa es única en el mundo porque entre él y
ella existe un lazo. El Principito va a un jardín y le dice a todas las rosas:
Nadie las ha domesticado y
ustedes no han domesticado a nadie. Ustedes son como era mi zorro. No era más
que un zorro parecido a cien mil zorros. Pero me hice amigo de él, y ahora es
único en el mundo.
Culminamos esta tercera
jornada de Seminario con los aportes de ideas
positivas acerca de la lectura y de la relectura, todos coincidimos en
que en verdad cada vez que releemos un libro, sentimos que encontramos nuevos
enfoques, como si no nos hubiera llamado la atención algún aspecto en él, que
ahora nos obliga a detener la lectura, y a tomarnos tiempo para reflexionar, y
afortunados si en ese tiempo nos ocupamos a tomar papel y lápiz o sentarnos
frente a la computadora y plasmamos por escrito las ideas producto de esa
reflexión del momento; y, finalmente en mi condición de orientador de
aprendizaje compartido, señalé que así como la autora cita a Cortázar,
argentino, y a Saint-Exupéry, francés, sendos escritores reconocidos mundialmente,
así debemos tener presente que la lectura es un universo ilimitado y en
expansión, que debemos vivir en nuestra cotidianidad, y que sin duda forma
parte de la vida diaria de tanta gente en nuestro país y en el mundo, y en
nuestro entorno villatodosantino no olvidemos que ante tal abundancia de
lectura mundial, nosotros debemos afianzar la lectura por nuestras letras
nacionales, que nos traen información variopinta de tiempos pasados, presentes
y con proyecciones al futuro inmediato y aun más allá en tiempos que rayan con
la ficción; y como refuerzo de memoria terminé diciendo a los participantes que
inviertan tiempo suficiente en el día a día y sobre todo en estas vacaciones
decembrinas, para que adelanten bastante y mejor aun si culminan la lectura por
ellos elegida de las novelas Doña Bárbara
y Casas Muertas.
Adelfo Morillo
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