Tras de una
vida sencilla 43
La mayor parte de la gente piensa que la filosofía es el estudio más
difícil y elevado, y es conveniente aclarar que filosofía es una palabra con
dos componentes griegos, philos, filos, significa amigo; sophos, sofos, significa sabiduría; unimos los dos significados, y nos da amigo de la sabiduría; y en la vida
cotidiana cada uno de nosotros es amigo de la sabiduría, a cada momento
queremos aprender nuevos conocimientos; entonces cada uno de nosotros se puede
autonombrar filósofo…
Cuando llegaba a Mérida,
Venezuela, para iniciar estudios universitarios, me sorprendía y alegraba ante esos
paisajes nuevos para mí, los ríos bajando de la montaña, y poco a poco se iban
haciendo cauces, que corrían y serpenteaban entre y sobre piedras y rocas, y la
montaña azul en la distancia, mientras nos íbamos acercando, la montaña parecía
que se iba alejando; y sí, la montaña estaba allá y sigue estando allá en
Mérida, porque desde hace casi treinta años estoy de nuevo en mi pueblo, Villa
de Todos los Santos; y por aquellos años setenta y cinco y setenta y seis cursamos un semestre de Mitología Clásica y otro de Pensamiento Clásico, en nuestros
estudios de Lenguas y Literaturas
Clásicas, en la carrera de Letras, en la Universidad de Los Andes, y tuvimos de profesor en esas dos
asignaturas a José Manuel Briceño Guerrero; el primer día se nos presentó y nos
dijo Soy filósofo…, mostraba una
barba blanca, que recordaba a Whitman, y eligió para orientar el aprendizaje de
Mitología Clásica la Teogonía,
obra de Hesíodo…
Entre
tantas singularidades con él, una mañana Briceño Guerrero fue invitado por los
estudiantes de Arquitectura, para que les conversara de un tema específico, él
nos pidió que lo acompañáramos, pero fuimos solo mi amiga Mariela y yo, y
cuando estuvimos allá, se presentó Soy
filósofo…, y luego me dijo que
leyera una parte de la Teogonía,
aquella que él me indicó, y de seguidas comenzó
diciendo unos versos en griego, esto era característico en él, comenzar cada
intervención con unos versos en griego, y siguió luego en castellano la trama
de su discurso…
Y cuando íbamos a comenzar Pensamiento Clásico, Briceño Guerrero
estaba en el aula con el Symposion, El Banquete, uno de los diálogos escritos
por Platón, nos entregó un ejemplar de esa obra en griego a cada uno de nosotros, los había
quitado prestados en la biblioteca de Humanidades, y a partir de ese día
empezamos a leer y a traducir al castellano tal obra, siguiendo sus eruditas orientaciones…
Nuestro grupo de estudio tuvo la límpida
estrella de coexistir en diversas actividades junto a Briceño Guerrero…
Y en el tiempo que pasa inexorable y sin
pausa, un buen día comencé a dictar la asignatura Castellano y Literatura a los
estudiantes de quinto año en el Colegio
Coromoto, en la Villa de Todos los Santos, y de entre esos estudiantes ya
egresados, de pronto se me acerca Eva, y me empieza a hablar de Briceño
Guerrero, y cuando le dije que él me había dictado dos asignaturas en mis
estudios de Letras, abrió los ojos entre sorpresa y alegría, y miro que extrae
de su bolso un libro de título Amor y
terror de las palabras, obra de José Manuel Briceño Guerrero, y me lo regaló;
tal libro lo conservo desde hace más de veinte años, y hasta ahora solo lo
había hojeado y ojeado, no sé por qué no me había enrumbado por sus líneas,
quizás eso obedece a un designio oculto; este ejemplar de Editorial Mandorla, Caracas, 1987, nos muestra en página previa al
prólogo unos versos en griego antiguo… Y aquí voy a seguir las palabras de
Jorge Luis Borges No hace falta leer ni
escuchar comentarios de un libro, lean el libro…, y entonces solo cito
estas palabras de la página 79 de la singular novela Amor y terror de las palabras, donde leemos a Briceño Guerrero …el centro de todo era mi apasionado amor
por la palabra y mis tormentosas relaciones con ella…
Adelfo Morillo
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