Tras de una
vida sencilla 36
En un cuento de Oriente un hombre dice a
otro Desde que el corazón del hombre fue
creado, ni un solo instante Dios ha dejado de habitar en el mismo, vive,
medita, y viaja a tu corazón…
Yo no sé con exactitud,
cuándo empecé de corazón a dejar a Dios morar en mí; sí puedo asegurar que cada
vez me afirmo más en Él… Ahora hallo luz, donde antes había dudas y
confusiones; miro a las personas y trato de comprenderlas, porque me miro a mí
mismo y busco comprenderme y perdonarme; procuro que mi intención en cada
momento sea para buscar hacerme una persona amable; en esta Villa de Todos los
Santos hasta el calor agobia, y nos lleva a desesperarnos, a que perdamos la
calma, y protestamos, nos quejamos, vociferamos, insultamos; en esta época de
lluvias solo tuvimos en nuestra Villa lloviznas, estamos a mediados de octubre
y, quiera Dios, que estos meses hasta abril no sean de más sequía, confío en
que en estos tiempos venideros haya lluvias inusuales, mas esta es una súplica,
porque eso como todo en la vida es según la voluntad de Dios…
Viajo a mi corazón, sonrío
a Dios, y sé que en nuestra Villa hay hombres justos y mujeres justas, y más
aun la inocencia de los niños, y confío en que Dios nos dará lo mejor de su infinita
bondad y de su inmensurable amor…
Viajo a mi corazón, sonrío
a Dios, y confío en cercanas lluvias que nos colmarán de bendiciones…
Adelfo Morillo
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