Tras de una
vida sencilla 10
Me he emborrachado, he
cometido ese exceso y otros excesos, también sé ensimismarme, y ahí me
encuentro con tantas cosas idas, y comprendo que me hallo tan lejos del
conocimiento, que nunca seré sabio, que soy más impuro de cuando era un niño, por
eso intento cultivar mi corazón de niño…
Ahora sé que voy por el
buen camino de Dios, de poco me sirve la ciencia para alimentar mi espíritu, y
entiendo que el cielo donde reina Dios, lo encontramos dando belleza y bondad…
He aprendido escuchando y
hablando con la gente, he leído bastante, y todo mi aprendizaje es ínfima cosa
comparado con la infinitud del conocimiento; ya tengo más de sesenta años y es
tan poco lo que andado en el conocimiento de la vida, y si llego a los setenta,
a los ochenta o a los noventa, hasta mi último día de conciencia estaré en mi
búsqueda por querer ser una mejor persona…
Mi sed de querer aprender
la esencia de la vida no se sacia, sigo haciéndome preguntas, pienso, respondo,
surgen otras preguntas, porque los hombres y mujeres en su mayoría están en la
vida obnubilados por el espejismo del dinero en abundancia, y no nos damos
cuenta de que miramos con claridad solo en el camino de Dios. El aprendizaje de
la vida lo encontramos solo dentro de nosotros, y este aprendizaje nos llega
con cada manifestación sencila en el mundo que se nos presenta ante nuestros
sentidos, donde ninguno de ellos se contrapone, y con los que siempre debemos
andar con candidez de niño…
Adelfo Morillo
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