Andanza por nuestro
idioma 67
Fue un mediodía, cuando te miré por primera vez, Alicia, nombre proveniente del
griego, significa la amiga de defender a la gente y las nobles causas; en ese
momento estaba con unos amigos y compañeros de trabajo de la Universidad Rómulo
Gallegos, ya habíamos ordenado el menú, tú andabas con unas amigas, y no pude
almorzar, se me fue el apetito, el mesero retiró mi pedido, después nos vimos
algunas veces más…Un día cuando almorzábamos, me dijiste que tú eras una mujer
mala, y que yo me merecía una buena mujer, y en ese momento no te juzgué, y ahora
cuando ha pasado un buen tiempo, menos te juzgo, solo cuando te recuerdo, me
llega una dulce sensación de alegría, porque me regalaste momentos de estar
varias veces junto a ti…
Alicia, sí, me gustó lo que asumiste, te
dije que yo no creía que fueras mala, ya que con el hecho de dejarme disfrutar
de tu singular hermosura, eso me bastaba para considerarte muy buena conmigo…
No olvido tu piel blanca ni tu cabellera
de oro, tampoco llevo al olvido tu sonrisa de mujer joven y sensual, y ahora no
sé nada de ti, tus amigas me dicen que vives en Valencia, y ellas también me
dicen que no saben cómo contactarte, en verdad me siento afortunado, porque yo
te tengo presente, cada vez que quiero en cada bonito recuerdo que tengo de ti…
Miro la brisa peinando el pasto llanero y
me llegan ecos de tu sonrisa, y en las noches claras de plenilunio pienso para
ti mis mejores serenatas, no te olvido porque fuiste sincera conmigo, y a donde
estés, te hago llegar mis perdurables sentimientos…
El río corre y canta, la flor se muestra y
refulge y mi corazón palpita y habla para ti con alegría y sin pesar… Alicia,
te ofrendo estas palabras cinceladas de ternura, no te olvido, y te miro en las
nubes que pasan, en el tiempo que no se detiene y en cada lágrima, que me
dejaste mirar, mientras te hablaba para cortejarte, y mi cortejo sigue para ti pleno en albricias de
luna y sol…
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