martes, 1 de abril de 2014

Hojas sueltas en esta ventana



Hojas sueltas en esta ventana

     Desde hace un año y algo más, como parte de mi cotidianidad dejo hojas sueltas en esta ventana, y cada vez me asombra que hasta en lugares muy distantes, a alguien les llega y las ojean, y espero que alguna línea le brinde un instante de alegría…
     Yo escribo a las aguas limpias, a los espacios ordenados y más si son paisajes, me detengo a saborear cosas sencillas, la catalina negra o amarilla y mejor si la acompaño con queso llanero de cincho blandito, hace pocos días compartimos catalinas negras y amarillas mi mujer María y yo, mientras paseábamos, y hasta dije ¡Qué bueno es tener espíritu de pobre..!, y le guardamos a Ilisabel y a Fabio…
     Escribo a las cosas menudas, a las gotas de rocío suspendidas entre las hojas y entre las flores y los capullos, y me ocupo saboreando pedacitos de chicharrón, esta mañana compartimos unos pedazos María y yo, mientras paseábamos, y cuando llegamos, me fui a regar las plantas del patio, y salté para agarrar unas ciruelas maduras y me rasguñé con espinas del limonero, pero me sabía a ambrosía el agridulce de las ciruelas, le di unas a María, y comíamos, y me untaba alcohol en los rasguños, y me cimbraba, pero más saboreaba la pulpita pintonamadura de las ciruelas…
     Miro y escribo, siento, escucho y escribo, huelo, pregunto y escribo, paseo, leo, miro películas y escribo, hago todavía mis pequeñas travesuras y escribo, cargo piedras en tobo, sudo y escribo, y me entretengo a saborear gofios, alfeñiques, pandehornos, batidos, melcochas o buñuelos con miel…
     Pienso y escribo, recuerdo, sueño y escribo, me acuesto en el piso frío, en esteras, colchonetas, colchones o disfruto el dulce vaivén de estar acostado en chinchorro, y desde ahí miro las plantas y las flores y los pájaros que llegan, van y vuelven, y me regalan su concierto de trinos y cantos…

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