En esta última tarde
de marzo
Aquí en Calabozo
en los meses
de febrero, marzo y abril
lloramos calor…
En esta última
tarde de marzo,
cuando estaba
regando las plantas,
miré ciruelas verdes,
pintonas
y pocas maduras
y los
ciruelos y yo imploramos,
Dios santo,
mándanos una lluviecita menuda y larga
y que mustie
tanta resolana…
Yo nací un quince de marzo
y ya son más
de sesenta años,
que me dicen
calla y aguanta,
pero son tantas las veces
que estas resolanas desesperan hasta a las chicharras…
Si las muchachas llaneras
se dejan
enamorar bajo resolanas,
su amor es
largo como la llanura…
Mi primer
matrimonio fue un veintiséis de marzo,
allá en
Valera, en casa Los Tulipanes,
y de ahí
tengo ocho hijos
que son amores infinitos…
Y aquí en
Calabozo tuve cinco hijos
y también son
amores infinitos,
y por todos
ellos
y por todos
nuestros semejantes
y también por
los ciruelos,
Dios santo,
mándanos una lluviecita menuda y larga
y que mustie
tanta resolana…
Adelfo
Morillo
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