Buenos momentos de
hace casi un año
Eran casi las dos de la mañana del viernes
quince de marzo del año pasado, cuando yo cumplía sesenta y un años, y llegaron
al portón del garaje de la casa tres de mis doce hijos, Adrián, Catalina, los
dos mayores, y María la menor de mi
primer matrimonio, mi hijo Fabio abrió el portón, y entraron a la casa,
ya me había levantado y se vinieron de
Caracas sin decirme nada, para darme la sorpresa… En la tarde nos fuimos al
negocio de mi sobrino José Alexander a tomarnos unas cervezas, después llegaron
mi hermana Pina, y los sobrinos Douglas, Wismar, Roland, José Alberto, Douglas
Eduardo y Martha con el marido Javier y la pequeña hija Andreína…
En un momento Adrián y Catalina salieron a
comprar una tarjeta telefónica, y al rato llegaron con una torta, la compraron
en una panadería y la decoraron con la manga repostera que ahí le prestaron,
Catalina le escribió ¡Feliz cumpleaños..!
Viejo. Y cantaron Cumpleaños feliz,
recuerdo que la luna llena nos iluminaba por encima de la sombra dibujada de
unos grandes mangos, y la brisa que apagaba la luz de la vela…
Y también en otro momento ya Catalina me
había dicho que ella y María se iban para Dublín, que ya habían comprado pasaje
para el primero de mayo, respiré profundo y les dije que solo les deseaba lo
mejor, que allá les fuera bien y que se cuidaran mucho…
Ya va a ser un año de ese día,
y hoy todavía Adrián está visitando en San Cristóbal a su mujer y al hijo
Adrián Eduardo y también a Ilva, la mamá, y a Adelfo Antonio, a José Rafael y
su mujer Blanca, sus hermanos y cuñada ,
y hoy sale en avión para Caracas, para
seguir con su Especialidad en Traumatología, y Catalina y María siguen en
Dublín, de allá me ha llamado Catalina, y me dice que están bien, que no me
angustie, y sí, no me angustio, disipo cualquier instante de dudas, y me
concentro en que estén bien en cada momento y lugar, y en que les vaya bien y
se sientan bien…
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