sábado, 8 de marzo de 2014

En El Picacho 4



En El Picacho                           4

     Una tardecita llegaron a casa de visita dos hombres, previamente saludaron y preguntaron, si hay vivía la familia Morillo, mi papá Tomás reconoció a uno de ellos y lo saludó por el nombre Toribio, del otro no recuerdo el nombre, era un amigo de mi papá biológico Toribio Campos, mi papá Tomás los mandó a pasar adelante, les ofreció asiento y comenzaron a hablar, y en un momento mi papá Tomás me dijo que él era mi papá, que me le acercara y le pidiera la bendición, así lo hice, y cuando estaba entre las piernas de mi papá Toribio, mi papá Tomás me dijo que él me había ido a buscar, para que viviera con él en Maracay, y si yo me quería ir, yo le respondí que no, de esa vez no olvido que me llamó mucho la atención los dedos delgados y largos de mi papá Toribio; debo aclarar que mi papá Tomás y mi mamá Catalina eran mis abuelos maternos, que me estaban criando desde la primera semana de cuando mi mamá Cecilia Filomena me parió; estuvieron un rato y se despidieron hasta el día siguiente, en la mañana me fui a mis clases en el kindergarten, y cuando volví al mediodía, mi mamá me dio dos bolsitas de Ping Pong que me había dejado mi papá, porque ya se había regresado a Maracay, almorcé y después me fui con las dos bolsitas de Ping Pong hasta el fondo de una chalana vieja que habían dejado abandonada y encallada en el río frente a la casa, abrí una de las bolsitas y me comía uno y otro lo echaba al río, al momento salía un pececito que engullía la bolita de maní recubierto de chocolate, y así compartí con los peces las dos bolsitas de esa golosina, y lo hacía rumiando mi desazón, porque una parte de mí hubiera querido irse, pero la parte más sentimental me decía que me quedara con mi papá y mi mamá Catalina, como efectivamente lo decidí en el rato de la noche anterior… Y ahí en mi soledad y al abrigo de la chalana me imaginaba viviendo, estudiando y paseando con mi papá Toribio allá en Maracay, pero al final de ese momento me reanimé con el resoplido de las toninas, con el correr de las agua del río y con la bandada de garzas blancas y de garzas rojas o corocoras que surcaban sobre la majestuosidad del río entre orillas de Apure y de Guárico…

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