jueves, 13 de marzo de 2014

En El Picacho 14



En El Picacho                                14

     Me dijeron mi mamá y mi papá que en Cabruta me bautizaron, y un día escuché, cuando le preguntaron a Luis Castillo, si quería ser mi padrino de confirmación, él aceptó con gusto, y recuerdo la tarde cuando se celebró en una iglesia de San Fernando de Apure el acto de confirmación, no me acuerdo, si fue en la Catedral, no me llega a la memoria ninguna otra cosa…
     Mi papá con frecuencia se ausentaba de casa por varios días, cuando estaba haciendo un trabajo en algún campo, y la vez que estuvo buen tiempo trabajando en La Bendición, mi mamá un día le dijo a mi padrino Luis Castillo, si la podía llevar en la falca hasta ese caserío, mi padrino y ella fijaron la fecha, y una mañana tempranito mi mamá me despertó y me dijo que me levantara y me vistiera, porque nos íbamos a visitar a mi papá en La Bendición, mi padrino nos esperaba en la falca, y cuando subimos, arrancó y comenzamos el viaje, yo iba mirando el paisaje, el paso de las nubes, los movimientos del agua del río, escuchaba el motor de la falca, la gente que saludaba agitando las manos desde el barranco, y las garzas blancas y rojas o corocoras, y las babas sobre el barranco con las fauces abiertas, y otras que salían del río y otras que se arrastraban agua adentro, y avanzaba el tiempo y la falca iba agua abajo del río llevándonos a nosotros, y casi al mediodía llegamos al sitio, mi padrino arrimó la falca a la orilla y la amarró de una estaca, nos bajamos y llegamos a la casa de mi tía Eladia Morillo, una hermana de mi papá, saludamos y yo le pedí la bendición, sobre la mesa estaba una patilla grande, y después de sentarnos, mi tía Eladia dijo que mi papá estaba en el hato de Dionisio Morillo, donde estaba haciendo una casa, y mandó a alguien para que le dijera de nuestra visita, y alguien más salió de la casa y empezó a ondear una bandera, con que le avisaban a los que estaban en la vega del frente que ya estaba listo el almuerzo, y al momento empezaron a embarcarse en una canoa, en que atravesaban el río, y desde este lado yo miraba unas matas como moteadas de blanco, y me dijeron que era algodón y lo estaban cosechando…
     La Bendición me hace acordar de que a los cosechadores de algodón le pagaban un real por cada saco lleno completo, que se le amarraba la boca con cabuya gruesa, pregunté si yo podía ir a cosechar con ellos y me dijeron que sí, y al día siguiente apenas pude llenar dos sacos, y se reían de mí, pero disfruté comiéndome dos catalinas y una malta que las pagué y todavía me quedó vuelto; y una noche de luna llena atravesamos el río en la canoa, llegamos hasta la vega de Tomasito que tenía un patillal, y estaban de cosecha, y mi papá agarraba una, la reventaba contra el suelo y con las manos le arrancábamos el corazón y el resto de pulpa y qué dulce y sabrosa nos parecía, después nos sentamos en el suelo y Tomasito y mi papá conversaban de distintas cosas; yendo para el hato donde trabajaba mi papá había ganado y recuerdo unos toros grandísimos y les tenía, tanto que una mañana me regresé, porque estaba al lado del camino uno de esos enormes toros, y yo pensaba que me miraba con ganas de embestirme; también cerca del camino estaba un cementerio y cuando yo pasaba por el frente, yo seguía, pero el corazón se me aceleraba por el miedo que me causaba; cerca de La Bendición estaba otro caserío de nombre Casita de Paja, donde nacieron mi mamá Cecilia Filomena y Pina, mi hermana mayor, ella tenía los nombres Gladys Josefina, pero en la partida de nacimiento aparece solo Josefina, pero nosotros siempre la hemos llamado por el hipocorístico Pina: aquí también miré a mi papá preparando y curando tabaco, las hojas de tabaco las colocaba a secar al sol, las recogía y las iba enrollando en varios metros, le iba dando vuelta en el rollo y le iba echando el yare de tabaco, olía sabroso, pero los curadores y mascadores de tabaco no hablan de metros, hablan de varas, cuartas, medias cuartas, mi papá curaba tabaco, pero no lo masticaba, al igual que era arpista en parrandas que duraban hasta tres días con sus noches, pero no tomaba aguardiente, también le gustaba bailar joropo no tanto como a mi mamá…

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