En casa
Una mañana de febrero de 1999 salí de la Universidad Rómulo Gallegos, me fui caminando y cuando
llegué a la esquina sureste del Liceo Humboldt
se me emparejó Nelson, un amigo, nos saludamos y caminando empezó a decirme
Profesor, ¿tú estás interesado en comprar
una casa? Es una casa grande de tres habitaciones, sala comedor, cocina y un
baño, tiene bastante terreno, el dueño es Eulices, tú lo conoces, él también es
profesor y trabajó contigo en la Escuela
Técnica, la está vendiendo en siete millones, y él da
facilidades de pago, a lo mejor lo que no te va a gustar es el sitio… Solo
en ese momento le pregunté ¿Dónde es el
sitio? En la Misión
de Arriba, me dijo. Claro, que sí me
gusta… Bueno, yo voy a llamar a Eulices, porque él vive en Maracay…
Una tarde de agosto andaban conmigo en el
carro mis hermanas Pina y Greta y mi sobrina Bexy, andábamos por la Misión y les dije que
fuéramos a ver la casa que me estaban ofreciendo en venta, llegamos hasta allá,
y desde el carro cuando miré el amplio terreno, dije Esta casa la compro yo… Nos bajamos, tocamos a la puerta, nos
atendieron y nos dejaron mirar la casa… Pocos días después busqué a Nelson y le
dije que le dijera a Eulices que mandara a desocupar la casa, y fue así como el
martes dos de noviembre cuando llegué a la Universidad, la
secretaria me recibió diciéndome Profesor,
aquí le dejó el dueño de la casa las llaves… Esa misma tarde busqué a un
obrero para que pintara por dentro toda la casa, le entregué brochas y varios
galones de pintura blanca, el viernes en la tarde de esa misma semana me
entregó las llaves, porque ya había pintado la casa, le pagué y le di las
gracias… Y el sábado seis le quité prestada la camioneta a Aquino, un profesor
amigo, y en la tarde con un ayudante hicimos dos viajes con la mudanza…
En estos días me dijo Aquino Estás como quieres, tienes la casa como la
soñabas, con bastante terreno para sembrarlo de matas… Y sí, le agradezco a
Dios cada día por haberme ubicado en este rincón de calle ciega, donde cada
momento algo grato me sorprende y alegra…
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