Claroscuro
Estuve
regando las matas,
ya eran más de
las cuatro de la tarde,
y cómo volaba
el fuerte olor a resolana,
y el
claroscuro
que formaban
el sol y las sombras
sobre el
suelo y entre las matas…
Poco antes
habían cantado unos azulejos,
y varios
canarios
de esos que
aquí en Calabozo
se les dice arroceros,
y también se
había posado un turpial
y una torcaza
grande reinaba
sobre la rama
de un ciruelo…
Y pensaba en
mis hijos
y también de
cuando no nace el afecto
hacia
alguien, es algo imposible,
y no nos
habla
y no se nos
acerca,
no florece en
sonrisas,
ni despide
destellos de sus ojos…
Y seguí
regando las matas,
mientras el
sol iba declinando,
y qué sabroso
es prodigar afecto,
el tiempo se
nos acorta
y todo es
color de rosa…
Adelfo
Morillo
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