jueves, 18 de julio de 2013

Son tantos los alimentos de alma


Son tantos los alimentos de alma

     Una anécdota refiere que un día a la hora del almuerzo, la mamá de Andrés Bello lo llamó a la mesa, para que comiera, y que él le respondió en seguida voy,  primero estoy alimentando el alma, estoy leyendo
     En Mérida me daba clases de Latín I Ovidio, un profesor amigo, algunas veces me invitaba a almorzar con él, nos íbamos caminando desde la Escuela de Letras hasta un sencillo restaurante cercano, y su comida era frugal, terminábamos tomando sendos guayoyos, mientras él decía que comer en abundancia no le permitía pensar con claridad, él era un acucioso lector y un sin par profesor…
     Cuando rezamos, decimos Danos hoy el pan nuestro de cada día, con lo cual entiendo que pedimos el sustento suficiente, no en abundancia, y sí, nos viene bien comer sin exceso… Y por el pan de cada día elevamos oración de agradecimiento a Dios…
     Ahora volvamos a la idea de Andrés Bello, porque alimentamos el alma con paseos contemplando el paisaje, si miramos lindas películas, amando gratamente el estudio, y tiene buen sentido la vida, si la labor que hacemos es provechosa para la gente y nos brinda satisfacciones, son tantos los alimentos de alma, y los primeros son amor y fe en Dios, y la música con su lenguaje universal, y alguna letra de una canción que nos mueve las fibras de pensamientos y sentimientos, sí, alimentemos el alma con palabras y acciones buenas, cuán grato es sembrar y luego regalarse con perfumes y colores de las flores, o paladear el dulce sabor de una fruta, no sabríamos enumerar los alimentos de alma, y la escritura es pintura maravillosa de pensamientos y sentimientos de hombres, mujeres y niños, sí, también la escritura es música divina de alma…  
    


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