Madre… Mamá
Sí,
la madre se equivoca, y nosotros los hijos nos equivocamos también, pero a la
madre y a los hijos nos salvan el arrepentimiento y el perdón…
Tenemos un día para honrar a la madre,
pero sabemos que a la madre la debemos venerar cada día y noche de nuestra
existencia…
A la
madre la encontramos dándonos atenciones, angustias, desvelos y trasnochos, nos
prodiga amor en palabras y en hechos, y la madre se nos da en su particular
forma de ser…
Con lluvia o con sol la madre va a donde
solo ella es capaz de ir, con dinero o sin él resuelve la más difícil
contrariedad, y es porque la madre es presencia y esencia de vida y amor, Dios
nos la trajo al mundo, para que nos perpetuemos los seres humanos…
Y cuando los hijos andamos la vida con amor,
entonces comprendemos su condición de madre, y la mantenemos en alto como
inigualable madre y mujer… Las flores irradian sonrisas y fragancias de madre,
también el canto de las aves, los guiños
de luna clara, y en cada manifestación de vida florece esencia de madre
infinita…
Nosotros los hijos cuando superamos por
orientaciones de madre cada equivocación, entonces iluminamos nuestro camino
con bondad y amor… La madre vence el dolor con sonrisas y con alegrías por los
hijos y por tantas personas más, nunca deja de dar amor que no se agota y
resplandece en la mirada, y nos arropa con abrazos y bendiciones…
La madre perfuma en los pétalos de las
rosas, vuela en los colores de los papagayos, y se queda con nosotros en
cada uno de nuestros alientos… La madre en cada lugar del mundo nos ama, porque
ama…
A la madre –aquí en Venezuela le decimos
mamá- nosotros los hijos la amamos, porque amamos…
Hoy y siempre, mamá, me llenas con tu amor
a Dios…
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