“Es un Calabozo, no de cadenas sino
de amor”
En la Introducción
del libro Villa de Todos los Santos de Calabozo… El derecho de existir bajo el sol, su autor Lucas Guillermo
Castillo Lara nos va contando:
“Guárico abajo vienen navegadoras las
aguas quietas. Entre remansos y madreviejas, entre barrancos y playones siempre
rumbo al Sur.
El río viene resbalando lentamente por una
cadencia ocre de playas arenosas. La piel desbaratada de la tierra se arrastra
a pedazos entre el agua, por los meandros barrosos.
El agua que lleva la escorrentía del río,
se sume de arenas y cascajos en su múltiple penar. Esa agua barrosa de color de
limo, de sabor de tierra, tiene un destello de gloria en la aridez de la
sabana. El agua derrumbada en un temblor calcinado de soles canta en la soledad
del río que da nombre a esta tierra.
La vida, como los hombres, está amarrada a
las vueltas y revueltas del agua, que viene sembrando pueblos a cada recodo del
río.
¡Calabozo!, un pueblo vigía de la llanura.
A sus cuatro lados sus calles atisban el pasar solitario. Del camino, de los
hombres, de las puntas de ganado. Del río que venía del Norte. Del viento que
soplaba del Este y doblaba los pajonales hacia el otro lado. Del barinés seco y
caluroso que venía del Oeste, con su carga de lluvias y tormentas.
Pedacito a pedazo los hombres construían
la historia. Una historia que sabía a guásimos y caros, a cundiamor, a pascua
sabanera, a ripio de sabana calichosa, a sed ardida, a agua derrumbada, a bajíos
e hileros, a ganado y caballos, a sudor honrado y esfuerzo duro, a fe y
voluntad de hombres machos.
¡Calabozo! Un poco de llano aprisionado.
Un mundo de sol detenido. Un caliente palpitar de vida, cerrado y abierto por
muros, por casas, por calles y plazas. ¡Calabozo!, un lugar que no cierra ni
encierra, que abre y descubre, libera y suelta. No es Calabozo sino aventura de
quimeras. O será Calabozo porque agarra los sueños. Igual que aprisiona a los
hombres para que vayan y vengan y siempre vuelvan. Es un Calabozo, no de
cadenas sino de amor. Ancho como la sabana, como la sabana abierto a su vital
función de sol.”
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