Cecilia Filomena (5)
La vida es infinitas cosas, y ella nos va
marcando el rumbo, la vida nos da dolores físicos o espirituales que pasan o
matan; a mí me pelean mis hijos para que no fume, yo sé que ese es un vicio muy
malo, que nos hace mucho daño, pero yo estoy fumando desde los catorce años, y
sé que me voy a morir, no sé de qué, pero sí sé que no va a ser por causa del
cigarro; cuando viajo, fumo; cuando salía a fiestear, fumaba; cuando me
enamoraba, fumaba; cuando estaba en mi taller de costura tomándole las medidas
a alguien, cuando trazaba, cuando cortaba o cosía, o cuando planchaba, fumaba;
cuando arreglaba la casa, o cuando descansaba, fumaba, y ahora todavía a mis
años, en cualquier momento cuando me provoca, me fumo un cigarro… Cuando joven
me gustaban y todavía de vieja me gustan las canciones con letras de amor, a
veces recuerdo alguna de esas canciones y la canto para mí, hace algún tiempo
escuché en la radio la canción Flor de
azálea, y la canté:
“Como espuma que
inerte lleva
el caudaloso
río,
flor de
azálea,
la vida en
su avalancha
te arrastró.
Pero al
salvarte hallar pudiste
protección y
abrigo
donde curar
tu corazón herido
por el
dolor.
Tu sonrisa
refleja el paso
de las horas
negras,
tu mirada la
más amarga
desesperación.
Y hoy para siempre
quiero que
olvides
tus pasadas
penas
y que tan
solo tengas
horas
serenas en tus corazón.
Quisiera ser
golondrina
que al
amanecer
a tu ventana
llega para ver
a través del
cristal.
Y despertarte muy dulcemente,
si aún estás
dormida,
a la
alborada de una nueva vida
llena de
amor.”
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