lunes, 4 de enero de 2021

 

Campo de Carabobo     2

Pasado, proyección de presente continuo a futuro

En junio de 1.816 José Antonio Páez vuelve a derrotar al coronel realista Francisco López en Mantecal, Apure; y luego se dirige a Trinidad de Arichuna, allí se encuentra con refugiados neogranadinos que habían organizado un gobierno provisorio, cuyo presidente era el coronel Fernando Serrano y jefe del ejército el coronel Francisco de Paula Santander; como los llaneros solo obedecen a Páez, el presidente designa a Páez jefe de las fuerzas y recibe de la junta el grado de general de brigada; entre otras tantas penurias a los soldados faltaban caballos, y los que conseguían eran salvajes, por lo cual se amansaban por escuadrones al modo llanero, entonces se daban reuniones de quinientos a seiscientos jinetes lidiando con aquellos bravíos caballos. Con tal autoridad Páez arremete de nuevo contra el coronel Francisco López, va con su tropa dividida en tres columnas mandadas por Emmanuel Serviez, Rafael Urdaneta y Francisco de Paula Santander, derrota el 8 de octubre de 1.816 a López en El Yagual, esa noche el coronel López se retira con 1.000 jinetes a San Fernando de Apure, pero es capturado y Páez ordena se le dé muerte.

Adelfo Morillo

 

Caballos 4

Babieca fue el legendario caballo según fuentes literarias, a partir del Cantar de mío Cid (escrito hacia 1.200), y la tradición posterior, atribuyen al noble castellano Rodrigo Díaz, conocido como El Cid Campeador, que llegó a dominar prácticamente todo el oriente de la península ibérica a finales del siglo XI. Antes de ser nombrado en el Cantar de mío Cid, el caballo del héroe castellano aparecía sin nombre en el Carmen Campidoctoris (compuesto cerca de 1.190) como un caballo norteafricano comprado por mil dinares, de gran agilidad y velocidad, algo especialmente valorado en los caballos de guerra. Sin embargo, en el mismo Cantar a Babieca se le presenta, después de la toma de Valencia y cuando el Cid va a recibir a su mujer e hijas, como un trofeo de guerra que las posteriores prosificaciones cronísticas del poema atribuyen concretamente a la victoria sobre el rey de la Taifa de Sevilla, relatada poco antes en el poema. En el siglo XIII, se documenta la tradición posterior que explicó el nombre del caballo aparecido en el Cantar de mío Cid, a partir del significado que entonces tenía el término babieca, que solo significaba necio o tonto. A partir de esa acepción se forjó la leyenda explicativa del nombre, documentada en la Crónica particular del Cid. Aunque se ha buscado el porqué del nombre, la hipótesis mejor fundamentada es la postulada por Martín de Riquer en 1.953 y sostenía que el nombre de Babieca fue tomado por analogía con el caballo de Guillermo de Orange, del ciclo épico francés, que se llamaba Bauçan, ya que en castellano medieval bausán significaba necio o tonto, lo mismo que babieca. Otras explicaciones para este nombre han sido ofrecidas por Marcelino Menéndez Pidal, que atribuía a un uso jocoso el sobrenombre del caballo cidiano.

Adelfo Morillo

 

Respeto por la palabra      4

ahora, ahorita (adverbio): ahora voy, espérame ahorita; hora, horita (sustantivo): hace falta una hora, calma solo es una horita; ahí se bota la basura (del verbo botar); el domingo se vota (de votar, para elegir)… La garza   Jazmín con alas. / Voladora estela. / Del horizonte la floral sonrisa. / Novia del aire a prisa, / y en mar celeste diminuta vela… (Metáfora o comparación).

*La garza es un soneto en donde se observa el uso de la metáfora, transcribo solo una estrofa, y en cada verso o línea aparece la metáfora; tal soneto fue escrito por el llanero de Guárico (Venezuela) Ernesto Luis Rodríguez, nace en Zaraza el 29 de febrero de 1.916, muere en Caracas el 24 de octubre de 1.999.

Adelfo Morillo

domingo, 3 de enero de 2021

 

Campo de Carabobo        1

Pasado, proyección de presente continuo a futuro

El 16 de febrero de 1816, José Antonio Páez, con sólo 300 hombres de caballería vence a 1.600 realistas en el sitio denominado La Mata de la Miel. Esta primera gran victoria de Páez, joven aún dejó en poder de los patriotas unos 500 prisioneros, armas y municiones y más de 3.345 caballos, indispensables para el llanero. Es en esta acción donde Páez -según narra en su autobiografía- sin darse cuenta se acercó demasiado al enemigo, que comenzó a disparar, hiriendo mortalmente a su caballo, a lo cual: tomando entonces a uno de los dragones, me reuní con mis tropas, a quienes (lo recuerdo como si fuera hoy) les dirigí la más estupenda proclama que jamás ocurrió a general alguno. -Compañeros, les dije, me han matado mi buen caballo, y si ustedes no están resueltos a vengar ahora mismo su muerte, yo me lanzaré solo a perecer entre las filas enemigas. Todos contestaron: Sí, la vengaremos. Por esta importante acción, el gobierno de Nueva Granada le concede a Páez el grado de Comandante. El historiador J.A. Cova afirma que después del combate de Mata de la Miel, Páez se crece como caudillo de los llaneros. Es su jefe indiscutible y entre ellos manda y gobierna con la omnipotencia de un sultán. Ha dejado atrás a todos los que fueron sus primeros compañeros de armas: Nonato Pérez, Genaro Vásquez, Antonio Figueredo... Su guerra es típica y original y sus gentes son montoneras, que forman no una tribu bárbara en marcha. Ese 16 de febrero de 1816, José Antonio Páez derrotó a los españoles en el sitio conocido como Mata de la Miel, cerca de Guasdualito (Estado Apure). Haciendo de nuevo derroche de valor y sobreponiéndose a la inferioridad de sus fuerzas; Páez, al frente de sus lanceros, dio una carga impetuosa sobre las tropas realistas, mientras prendía con fuego la sabana, como acostumbraba a hacer para sembrar el terror entre sus enemigos. Para ese entonces, Páez al mando de una fuerza integrada por 500 hombres de caballería se encontraba en Guasdualito dándole protección a este poblado. Pero llegaron noticias de que el ejército realista bajo el mando del Coronel Francisco López se encontraba en Mata de la Miel con una fuerza que pasaba del millar de hombres, entre los cuales había más de 400 de caballería. Contra la opinión de sus oficiales, Páez se prepara y va en busca del enemigo. Avanzada la tarde, Páez se propone lanzar un ataque a los realistas y al efecto forma su tropa en dos líneas, la primera al mando del Comandante Nonato Pérez y la segunda al mando del Comandante Genaro Vásquez. Avanzaron los patriotas hasta reabrir fuego de artillería y fusilería enemiga y cargó entonces con tanto ímpetu la primera línea que puso en fuga más de la segunda y tercera parte de la caballería realista. No tuvo la misma suerte Genaro Vásquez, pues apenas avanzó fue rechazado, intervino Páez y logró que los jinetes volvieran y acometieran. Tan ruda fue la carga que la caballería de López no pudo resistir y fue lanceada con bravura. La victoria le valió a Páez para que el Libertador, Simón Bolívar, lo ascendiera a teniente coronel y felicitara a sus tropas…

*Jesús Antonio Cova Cabello, nace en Cumaná, Venezuela, el 14 de octubre de 1.898, muere en Caracas el 25 de noviembre de 1.964, fue docente, escritor, historiador, periodista.

Adelfo Morillo

 

Caballos      3

Bucéfalo (en griego, Βουκέφαλος o Βουκεφάλας, de βούς (bous), buey, o toro y κεφαλή (kephalé), cabeza, por lo que su significado es cabeza de buey o cabeza de toro) es el nombre del caballo de Alejandro Magno de Macedonia y posiblemente Bucéfalo es el caballo más famoso de la antigüedad; su apodo Bucéfalo al parecer lo recibió el animal por el aspecto redondeado de su cara y la considerable anchura de su frente, donde además resplandecía una mancha blanca en forma de estrella.​ Plinio el Viejo y Pseudo Calístenes dicen que tal mancha semejaba una cabeza de toro y estaba en su espalda. Plutarco relata que Bucéfalo fue comprado por trece talentos por el rey Filipo II de Macedonia, padre de Alejandro, a un tesalio llamado Filonico y fue a partir de entonces cuando, según narra la leyenda, el caballo comenzó a mostrarse rudo y salvaje, relinchando y lanzando coces por doquier, sin que nadie lograra apaciguarlo. Alejandro se dio cuenta de que el caballo recelaba de su propia sombra. Alejandro giró la cabeza del caballo hacia el sol, cegándole y subiéndose de un solo brinco al caballo, momento que haría pronunciar a su padre, el rey Filipo II, la célebre frase: Hijo, búscate un reino que sea igual a tu grandeza, porque Macedonia es pequeña para ti. Se dice que desde entonces Bucéfalo sólo se dejaba montar por Alejandro.​ Frente a esta descripción de la doma de Bucéfalo descrita por Plutarco, el texto de Pseudo Calístenes sobre la vida del conquistador griego refiere que Bucéfalo era un caballo de hermosa figura, pero dominado por un furor salvaje que lo llevaba al extremo de la antropofagia, motivado quizás por la creencia de que era descendiente de una de las yeguas de Diomedes, por lo que Filipo decidió construirle una jaula de hierro a donde echaría a todos aquellos que desobedecieran sus leyes. El Oráculo de Delfos predijo a Filipo que sería rey de todo el mundo habitado aquel que pudiera montar a Bucéfalo y cruzar la ciudad de Pela. Cuando, con 15 años, Alejandro descubrió la caballeriza del animal y se acercó al caballo, este extendió sus patas delanteras y relinchó suavemente, como si le reconociera como su amo, y el joven príncipe pudo sacarlo sin ayuda de los criados y cabalgar con él por la ciudad, dominado por una completa docilidad. En otra versión narrada por Diodoro Sículo, el caballo había sido un regalo de Demarato de Corinto. Bucéfalo acompañó a Alejandro por toda su campaña en Asia contra el Imperio Aqueménida, hasta cuando murió a los 30 años durante o después de la batalla del Hidaspes, librada por el ejército macedonio en el año 326 antes de Cristo contra el ejército del rey indio Poros. Aunque hay quienes piensan que Bucéfalo murió en la batalla; otros creen que murió de agotamiento y de viejo en el lugar donde Alejandro fundó en su honor la ciudad de Alejandría Bucéfala;​ se cree que este sitio está localizado frente al moderno pueblo de Jhelum, en la provincia del Panyab, al noreste del actual Pakistán…

*Antropofagia (del griego anthropophágos, hombre, y phágomai, comer). Costumbre de algunas gentes de comer carne humana.

Adelfo Morillo

 

Respeto por la palabra      3

ay (interjección): ¡Ay, qué dolor..!; hay (del verbo haber): Hay gente buena en el mundo; acá, ahí, aquí (indica lugar cerca del que habla); acullá, allá, más allá, por allá (indica lugar lejos del que habla)… Eres brillante como la Luna; pareces una mañanita llanera; te amo como a nadie; ahora semejas un pan dulce en tu bondad; tus ojos son cual luciérnagas sin distancia (Símil o comparación)…

Adelfo Morillo