A Belén Morillo
Belén,
es palabra derivada de Betania, nombre de origen hebreo, significa: casa del
pan... Mis primeros recuerdos de Belén Morillo son de cuando yo tenía 6 años,
en ese entonces vivíamos en El Picacho, a orillas del río Apure, en San
Fernando. Luego en 1.960 nos mudamos a Villa de Todos los Santos y Belén vivía
con el esposo Francisco Martínez Matos en la calle 6, entre carreras 6 y 7, ahí
me llevó mi papá, Tomás Morillo, cuando fue a visitarla... Recuerdo que era de
mañana y Belén planchaba ropa de la familia, al pasar el tiempo tuvo casa
propia en la calle 8, entre carreras 7 y 8; ya por los años setenta yo
estudiaba en Mérida y cuando venía de vacaciones la visitaba y me sorprendía
con comida, bebidas y dulces, hasta con dulce de tomate rojito y brillante...
Era conversadora, animada y muy familiar, hace 5 años la visitamos mi esposa,
María y yo, en casa de Ciria en la urbanización Misión de los Ángeles, también
estaba ahí mi prima hermana, Aleida; esa tarde no había nubes de lluvia y de
repente se desgajó un aguacerito que nos mojó, nos pudimos guarecer bajo un
alerito, hasta cuando dimos con la casa de Ciria... Te recuerdo, Belén, allá a
orillas del río Apure, también aquí no lejos del río Guárico y te has ido con
brisas del mar Caribe, para los que te queremos, no te has ido, sigues en tus
tantas faenas recias que hiciste, en tus atenciones sencillas y sentidas por
tus hijos, familiares y amigos... Belén para mí en ocasiones fuiste casa del
pan..., así eres y lo sabes ahora cuando saboreo dulce de ciruelas y arroz con
leche...
Adelfo Morillo
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