martes, 23 de marzo de 2021

 

Respeto por la palabra      80

Árboles, árboles, sinfín de árboles

En esta mañana de domingo, después de un día de fiesta, celebración de cumpleaños de dos marcistas, pensaba acostado en el chinchorro, de donde me levanto y voy a la biblioteca y tomo un libro, donde me topo con el poeta de Valencia señorial de Venezuela, Eugenio Montejo, leo y regalo a ustedes esta magia en algunos de sus versos: Hablan poco los árboles... / Pasan la vida entera meditando / y moviendo sus ramas. / Basta mirarlos / cuando se juntan en los parques; / solo conversan los más viejos, / los que reparten las nubes y los pájaros, / pero su voz se pierde entre las hojas...                     La vegetación de estos llanos ardidos de sequía es para rendirle honores, se mira tan seca que parece que estuviera muerta, basta que caiga la primera llovizna y, magia, a la mañana siguiente se muestra verdecita. Eugenio Montejo, poeta, no podía dejar a un lado a los árboles, su canto en versos es para que sembremos árboles y aguas y pájaros. Busquemos el amor, porque a veces lo olvidamos, si siempre andamos con el amor por delante, seguro que vamos a darnos a la vida, es decir, a las aguas, a las plantas, a las brisas, a los pájaros. Transcurra este domingo marcista y se prolongue mañana y tantas otras mañanas y por siempre en festejos de verduras, colores y amores...

Adelfo Morillo

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