Respeto por la palabra 72
Este
nuestro único mundo clama porque volvamos a los sentidos de las cosas bellas y
buenas, donde tengan cabida las ilusiones, la magia, el misterio, los sueños y
el asombro; ¿vamos a seguir cegados por la barbarie del cientificismo? Vamos a
crear vida, con la siembra de aguas y de plantas y con palabras cristalinas,
sin dobleces, sin eufemismos, sin rodeos, para exaltar cada cosa que traduzca
salud para el planeta; si trabajamos para mantener sano el planeta, podemos
sonreír en verdad con nuestros hijos y nietos; y sembrar en ellos el compromiso
de amor para que la vida hermosa de cada especie continúe con fluidez. Y aquí
surge la raíz de tal compromiso: la educación; y esta comienza con el respeto
en el hogar, que se exhiba en las calles, que se dé de forma natural en las
escuelas, colegios, universidades en pregrado y en postgrado; la educación como
el oxígeno que respiramos, no es la única disciplina, pero sí la necesaria en
cada momento, lugar y circunstancia: en fiestas diurnas o nocturnas, en tristezas
y dolores físicos, morales o espirituales, en reuniones o asambleas de diversos
asuntos... Quizás me crean iluso, realmente lo soy, mas este es el camino que
nos lleva a la vida, solo si sembramos aguas y plantas. Sin agua y sin plantas
acuáticas y terrestres dejamos sin herencia de vida bella y buena a nuestros
hijos y nietos...
Adelfo Morillo
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