Campo de Carabobo
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Pasado,
proyección de presente continuo a futuro
Continuamos
con el Discurso pronunciado en Angostura el 15 de febrero de 1.819 por el
Libertador, Simón Bolívar, ante los diputados del Congreso… Si queremos consultar monumentos y modelos de
legislación, Gran Bretaña, Francia, América Septentrional los ofrecen admirables.
La educación popular debe ser el cuidado primogénito del amor paternal del
Congreso. Moral y luces son los polos de una república; moral y luces son
nuestras primeras necesidades. Tomemos de Atenas su Areópago y los guardianes
de las costumbres y de las leyes; tomemos de Roma sus censores y sus tribunales
domésticos, y haciendo una santa alianza de estas instituciones morales,
renovemos en el mundo la idea de un pueblo que no se contenta con ser libre y
fuerte, sino que quiere ser virtuoso. Tomemos de Esparta sus austeros
establecimientos, y formando de estos tres manantiales una fuente de virtud,
demos a nuestra república una cuarta potestad, cuyo dominio sea la infancia y
el corazón de los hombres, el espíritu público, las buenas costumbres y la
moral republicana. Constituyamos este Areópago para que vele sobre la educación
de los niños, sobre la instrucción nacional; para que purifique lo que se haya
corrompido en la república, que acuse la ingratitud, el egoísmo, la frialdad
del amor a la patria, el ocio, la negligencia de los ciudadanos; que juzgue de
los principios de corrupción, de los ejemplos perniciosos, debiendo corregir
las costumbres con penas morales, como las leyes castigan los delitos con penas
aflictivas, y no solamente lo que choca contra ellas, sino lo que las burla; no
solamente lo que las ataca, sino lo que las debilita; no solamente lo que viola
la constitución, sino lo que viola el respeto público. La jurisdicción de este
tribunal verdaderamente santo, deberá ser efectiva con respecto a la educación
y a la instrucción y de opinión solamente en las penas y castigos. Pero sus
anales o registros donde se consignen sus actas y deliberaciones, los
principios morales y las acciones de los ciudadanos, serán los libros de la
virtud y del vicio. Libros que consultará el pueblo para sus elecciones, los
magistrados para sus resoluciones y los jueces para sus juicios. Una
institución semejante por más que parezca inédita…
*Ortografía
actualizada por Adelfo Morillo.
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