Campo de Carabobo
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Pasado,
proyección de presente continuo a futuro
Continuamos
trayendo el Discurso pronunciado en Angostura el 15 de febrero de 1.819 por el
Libertador, Simón Bolívar, ante los diputados del Congreso… Siendo los ministros los responsables de las
transgresiones que se cometan, ellos son los que gobiernan, porque ellos son
los que las pagan. No es la menor ventaja de este sistema la obligación en la
que pone a los funcionarios inmediatos al Poder Ejecutivo de tomar la parte más
interesada y activa en las deliberaciones del Gobierno y mirar como propio este
departamento. Puede suceder que no sea el presidente un hombre de grandes
talentos ni de grandes virtudes, y no obstante la carencia de estas cualidades
esenciales, el presidente desempeñará sus deberes de un modo satisfactorio,
pues en tales casos el ministerio, haciendo todo por sí mismo, lleva la carga
del Estado. Por exorbitante que parezca la autoridad del Poder Ejecutivo de
Inglaterra, quizá no es excesivo en la república de Venezuela. Aquí el Congreso
ha ligado las manos y hasta la cabeza a los magistrados. Este cuerpo
deliberante ha asumido una parte de las funciones ejecutivas, contra la máxima
de Montesquieu, que dice que un cuerpo representante no debe tomar ninguna
resolución activa: debe hacer leyes y ver si ejecutan las que hace. Nada es tan
contrario a la armonía entre los poderes como su mezcla. Nada es tan peligroso
con respecto al pueblo como la debilidad del Ejecutivo; y si en un reino se ha
juzgado necesario concederle tantas facultades, en una república son estas
infinitamente más indispensables. Fijemos
nuestra atención sobre esta diferencia, y hallaremos que el equilibrio de
poderes debe distribuirse de dos modos. En las repúblicas el Ejecutivo debe ser
más fuerte porque todos conspiran contra él, en tanto que en las monarquías el
más fuerte debe ser el Legislativo, porque todo conspira en favor del monarca.
La veneración que profesan los pueblos a la magistratura real es un prestigio
que influye poderosamente a aumentar el respeto supersticioso que se tributa a
esta autoridad… Un magistrado republicano…
*Ortografía
actualizada por Adelfo Morillo.
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