miércoles, 30 de septiembre de 2020

      

A tres años del Tricentenario


 Elegía o idilio

En el último trimestre del dos miles veinte

nos presenta Villa de Todos los Santos

a tres años de su  Tricentenario,

nuestra copiosa, vergonzante elegía:


visible basurero al sureste;

estación de antiservicio de agua poluta al noreste;

sistema de antirriego del río Guárico 

con cresta y compuertas de la represa al noreste; 

instalaciones de antipolideportivo al norte;

antiservicio de energía eléctrica;

antiservicio de gas doméstico,

de  potencia gasífera a troncogas;

cuerpos de inseguridad ciudadana;

barrios abandonados, olvidados;

casco antihistórico de la ciudad;

antiservicio de transporte público;

antisalarios que alcanzan  para tres kilos de sal;

escuelas, liceos, universidades  

carentes de condiciones dignas para el aprendizaje;

centros de antisalud;

antiservicio de combustible, gasolina, gasoil,

andamos en troncomóvil…


Elegía que nos impusieron 

o nos impusimos con antigobernantes…


Ahora pinto este idilio:


Comencemos por ser paisanos,

amantes de nuestro país;

seamos llaneros,

con querencias por la llaneridad;

sintamos quariqueñía

por el río, por la tierra;

seamos villatodosantinos

el 1º de febrero,

el 1º de noviembre 

y cada día y noche,

sea día de resolanas o de entoldados,

sea noche deenlunadas o de sombras cerradas;

y en ese idilio sabremos elegir gobernantes 

y padres y madres cumplamos con los hijos 

y los hijos cumplan con padre y madre

y cada quien cumpla con su oficio o profesión

y el respeto sea nuestro proceder cotidiano.

En ese tiempo construiremos bien,

la ciudad se expandirá sanamente,

los niños jugarán sus juegos, cantarán sus canciones,

abuelos y abuelas pasarán en calma sus momentos

y hombres y mujeres cantarán con los poetas,

con músicos y cantores: 


Queramos al país porque si;

queramos este llano ancho y tendido;

queramos al Guárico aborigen 

en sus aguas y en su tierra;

queramos nuestra Villa de Todos los Santos

como la quisieron nuestros antepasados 

hasta defenderla con cuerpo, alma y tesón; 

estudiemos, trabajemos con amor,

celebremos en febrero,

festejemos en noviembre,

vísperas de  Navidad del  Niño bueno,

por este pueblo bendito

y Dios nos proteja

junto a Jesucristo 

y al Espíritu Santo…

Este idilio cantamos

por ahora y siempre,

este es nuestro canto

bajo este cielo de cercanías y lejuras,

sobre este suelo tostado o de barrizal

por las flores, por las aves

y por agua dulce de manantial. 

                                                    Adelfo Morillo


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