lunes, 30 de marzo de 2020




El diente roto
     Pedro Emilio Coll (nace en Caracas el 12 de julio de 1.872, muere también en Caracas el 20 de marzo de 1.947) escribe este cuento moraleja
El diente roto

     A los doce años combatiendo Juan Peña con unos granujas recibió un guijarro sobre  un diente y el  diente se partió en forma  de  sierra…
     Con la punta de la lengua, Juan tentaba sin  cesar el  diente roto, sin pensar.
     Juan permanecía horas en actitud hierática, mientras con su lengua acariciaba el diente roto –sin pensar.
     -El niño no está bien, Pablo –decía la madre al  marido-, hay que llamar al médico.
     Llegó el  médico y diagnosticó: buen pulso, mofletes sanguíneos, ningún síntoma de  enfermedad.
     -Señora, su hijo sufre del mal de pensar, su hijo es un genio tal vez.
     Mientras Juan acariciaba el diente roto –sin pensar.
     Creció Juan Peña, distraído por  la tarea de su lengua ocupada en tocar el diente roto –sin pensar.
     Pasaron meses y años, y Juan Peña fue diputado, académico, ministro, y estaba a punto de ser presidente de la República, cuando la apoplejía lo sorprendió acariciándose su diente roto con la punta de la lengua.
     Y doblaron las campanas y fue decretado duelo nacional; y cayeron rosas y lágrimas sobre la tumba del grande hombre que no había tenido tiempo de pensar.

Editado por  Adelfo Morillo y María  Ríos 

        



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