Pinceladas acerca de Aimé Bonpland
Julieta
Salas de Carbonell en su libro Vívido
sur Historia, crónica, leyenda…,
publicado por Editoriales Marisa Mena, Caracas, 2.013, en el capítulo Cautivados por el sur, en las páginas
155 y 156 leemos el título Aimé Bonpland
el hombre que amaba las plantas...
El Aimé Bonpland (nace en La Rochelle,
Francia, 28 de agosto de 1.763, muere en Santa Ana, Argentina, el 10 de mayo de
1.858) que arribó a las costas de Cumaná en 1799 ya era un afamado botánico,
estudiante del Muséum d’ Histoire Naturelle en París, médico cirujano con
doctorado, había trabajado con naturalistas y botánicos. En ese entonces los
que más conocían de plantas eran los médicos, pues casi todas las medicinas
eran naturales y había que saber distinguir las plantas que curan de las que
pueden matar… Fue invitado a unirse a una expedición que preparaba, según
escribe el periodista colombiano Guillermo Angulo, el rico, poderoso, presuntuoso y aristocrático barón Alexander von
Humboldt, aficionado a las cortes, a la literatura, a la buena música, a la
pintura, a la investigación científica y a los jóvenes bellos…
Es así como entre 1.799 y 1.804, Bonpland
llegó a conocer Venezuela, Nueva Granada, Ecuador, Perú, México, Estados Unidos
y Cuba… Su nombre Aimé, se traduce al castellano como Amado, su apellido
original era Goujaud, pero debido a que su padre cada vez que admiraba las
plantas exclamaba bon plant…, buena
planta, pues era un plantófilo empedernido, entonces la gente apodó a padre e
hijo como los bon plant y ellos
adoptaron este mote con el ligero cambio a Bonpland…
Desde el 16 de julio de 1.799, día en que
Humboldt y Bonpland desembarcaron en Cumaná, hasta septiembre de 1.801 cuando
salieron de La Guaira rumbo a Cuba, recorrieron el oriente, el centro y parte
del sur de Venezuela. Varios meses pasaron explorando el Orinoco, que navegaron
superando los raudales de Atures y Maipures, hasta San Fernando de Atabapo;
continuaron su recorrido por la montaña de Yavita y por el caño Pinichín hasta
alcanzar el río Guainía y San Carlos de Río Negro y por el caño Casiquiare
regresaron al Orinoco, a la sabana de La Esmeralda y de allí, río abajo,
bajaron hasta Angostura, capital de la provincia de Guayana.
Por la vía de
Cumaná volvieron a Caracas, dando así por terminado su incursión en territorio venezolano. Las observaciones
científicas de este viaje están contenidas en el tomo IV de Voyage aux regions equinocciales du Nouveau
Continent fait en 1.799-1.804 (Viaje a las regiones equinocciales del Nuevo
Continente hecho entre 1.799-1.804), obra escrita por Humboldt a su regreso a
Europa, y referidas en los siete volúmenes de
Nova genera et species plantarum (Nuevos géneros y especies de plantas)
escritos por Bonpland en colaboración con Humboldt (nace el 14 de septiembre de
1.769 en Berlín,
Reino de Prusia, muere el 6 de mayo de 1.859 en Berlín…
A causa de su larga estada en tierras
inhóspitas, Bonpland contrajo unas fiebres palúdicas recurrentes y una
enfermedad incurable… El científico, refiere el periodista Guillermo Angulo, se platanizó,
empezó a añorar la comida americana, nuestra manera de ser, los paisajes con
ríos y palmeras, las chozas con piso de tierra y techo de paja, el clima y,
finalmente, nuestras mujeres. Esta enfermedad se le agudizó a su regreso a
Francia y mientras Humboldt buscaba afanosamente la gloria y cosechar laureles,
Bonpland siguió soñando con volver a América…
Adelfo Morillo
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