Un regalo de
Dios
Me he equivocado tantas veces,
a veces me molesto tanto, tantísimo;
volveré a equivocarme,
quisiera molestarme, sin llegar a la ira;
que se vaya de mí cada antigua molestia,
ahora me perdono,
espero que yo haya sido perdonado;
cada mañana cuando despierto
y me encuentro de nuevo ante la vida,
elevo una oración de gracias y de pedidos a Dios,
me levanto
y me lanzo al encuentro del nuevo día,
saludo las luces del alba,
camino frente al patio,
escucho el canto de los pájaros;
miro que hay un hueco al pie de un limonero,
llovió y ahí en el hueco bebe agua un pájaro
carpintero,
muy cerca sobrevuela y canta un cucarachero,
también vuela y ronda un azulejo,
unas torcazas se arrullan
y unas mariposas monarcas se cruzan con otras
multicolores;
sonrío y me digo Esto es un regalo de Dios;
y elevo una plegaria de fe
porque me hayan perdonado mis antiguas feúras.
En la vida cada día cuántas cosas nos sorprenden,
es tan poco lo que sabemos;
miro cada momento, cada espacio,
y pienso, comprendo, aprendo, aspiro, siento y
sueño;
y elevo una plegaria de fe,
porque me hayan perdonado mis antiguas feúras,
si han olvidado, han perdonado,
con fe siento que así ha sido
y como me han perdonado,
entonces sonrío a la vida
y me lanzo con alegría al encuentro de este nuevo
día.
Adelfo Morillo
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