Tras de una
vida sencilla 48
Ayer cumplió años mi hija,
Catalina, que vive y trabaja en Dublín, se dio de regalo un viaje a Niza y a
Mónaco; le envié por facebook unas palabras de felicitación, en castellano y en
francés, por cuanto ella es amante de los idiomas; me envió por la misma red
unas fotos de algunos de esos dos sitios... Y María, otra hija, también vive y
trabaja en Dublín…
Ayer también celebramos en
casa dos cumpleaños, el de la sobrina ahijada, Andreína, de seis años, y el de
la mamá, Martha; estuvieron Omar el hermano de un año de Andreína, la
cumpleañera, los niños Inés y José, y otra sobrina, Nicole de dos años; y en
presencia de niños, los adultos nos pasamos de fastidiosos, queremos que digan
o hagan cosas, yo digo que los dejen ser ellos, porque ellos se dan
espontáneos; y sucedió cuando llegaron María y Javier con Nicolle, la empezaron
a fastidiar, y al rato cuando la dejaron tranquila, me sorprendió Nicolle, se
dirigió hacia mí y se lanzó para que la abrazara, me dio un beso en la mejilla,
la abracé, la bendije y la besé, y en otras dos ocasiones me regaló con estas
mismas muestras cristalinas de cariño…
Y ahora cada vez más sé que
solo con la candidez y amor de niños es cómo podemos salvarnos como verdaderos
seres humanos; Dios quiera, y seamos y soñemos como niños; no son el dinero, el
odio, la rapiña y las guerras las respuestas a la vida en este mundo, las
respuestas son el sentido de pobreza, de amor y de paz los caminos de verdad y
de bondad, y debemos encauzarnos por ellos sin dudas, con certeza absoluta a
partir del momento presente…
Adelfo Morillo
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