Tras de una
vida sencilla 29
Vivimos entre expresiones
violentas y groseras, ya no hay sitio, donde no se escuchen referencias soeces;
en los medios de comunicación predomina el mal gusto, la chabacanería, las
alusiones mordaces y groseras; las películas en su mayor parte llevan mensajes
de violencia; los noticieros o noticiarios proyectan como noticia los desatres,
tragedias y tantos hechos de violencia; observamos guerras en distintas partes
del mundo, y cada día envenenamos más el planeta, y el planeta poco a poco
busca cómo respirar sano y limpio, y entonces se mueve en terremotos,
maremotos, erupciones volcánicas, inundaciones, incendios forestales; y los
hombres y mujeres no nos damos cuenta, no queremos renunciar a la vida de lujo
y consumo y de derroches, y los gobernantes de los grandes países quieren pasar
por encima de las pequeñas y débiles naciones, exportan guerras, bombardean,
exterminan inocentes, hasta niños, y luego acuden a las disculpas y perdones, y
esos hechos criminales los llaman incidentes, y las gentes en la miseria y
muriendo de hambre solo aparecen en estadísticas…
Escuchamos expresiones
violentas y groseras, recuerdo hace más de cuarenta años, era una mañana y
estábamos reunidos con Briceño Guerrero, cursábamos con él Pensamiento Clásico, y nos decía que ahora los compañeros se
saludaban ¿Hola, desgraciado, dónde
estabas..?, y con otra serie de expresiones de camaradería, porque ya no da
nota saludarse ¿Hola, amigo o amiga, cómo
estás..?, o con tantas otras manifestaciones de cariño y de respeto mutuos,
propios de amigos y compañeros…
Hoy día la situación es
más crítica, porque ahora son expresiones muy violentas y groseras, y tanta
gente muestra semblantes de desconfianza y de malestar… Pienso que si cada uno
de nosotros hace verdadero reconocimiento de que así negamos la auténtica
condición humana, solo entonces podemos mejorar nuestras actitudes, palabras,
acciones y reacciones, para andar la cotidianidad con manifestaciones amables, y
para ello debemos acudir a la paciencia, aprender a callar, y a ser muy
respetuosos por sobre cualquier circunstancia, por muy complicada o fea que se
nos presente…
Adelfo Morillo
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