Día de la Luna
Un domingo comenzando la tarde llevaba a
una estudiante hasta su casa, y en algún momento me dijo que ella no entendía
como era eso que las vacas crecían tanto y engordaban, y lo que comían era puro
monte, y yo le añadí que las jirafas crecían mucho más y los elefantes y que
ellos también son herbívoros…
Y en la mañana de hoy estuve acostado
pensando que voy a seguir comiendo hojas de las plantas que he sembrado en el
patio, porque la colitis me la curó el cadillo pata de perro; los gases o
cólicos los saco con poleo o toronjil, con malojillo o anís; los dolores
musculares los amortiguo con hojas de atroverán o de colombiana; la presbicia
se me fue con hojas de noni; y mientras riego las plantas, como hojas de
guanábano, picapica, Juan de la calle, mapurite, rabo de ratón, merey o
marañón, o de chaya; porque sé que las plantas tienen propiedades medicinales… En
mis reflexiones me doy cuenta de que las plantas empiezan a alegrarnos desde el
momento cuando comienzan a germinar, con sus primeras hojas inician el proceso
de fotosíntesis, y prodigan oxígeno, con sus colores matizan los espacios, y
las flores adornan y dan fragancias, y los frutos nos alimentan con sus
variados sabores, y los grandes árboles nos regalan su sombra y frescura; y es
porque la vida toda depende de las plantas marinas y terrestres…
Soy humanista, busco andar en amor hablado
y practicado, y creo en Dios y en el amor que nos envió en Jesucristo, y
entiendo que el amor siempre es bondad, y si nos salimos de palabras y hechos
de bondad, nos estamos apartando del camino de amor…
Hoy lunes, día de la Luna, le escribo a todo lo
femenino, y en particular a la mujer de bondad, como Clara la que estuvo y
anduvo con Francisco de Asís…
No hay comentarios:
Publicar un comentario