lunes, 10 de diciembre de 2012


Sin marañas ni quiriminduñes

     En Calabozo y en el mundo los niños siguen jugando los mismos juegos de siempre, los que jugaron los padres de nuestros padres, y los que jugamos nosotros en la infancia:.. Nuestros antepasados jugaron, nosotros jugamos y los niños de ahora juegan los mismos juegos con trompos y zarandas, con yoyos y perinolas; juegan y cuentan las cuarenta matas; siguen jugando el escondido y la candelita; corren jugando el librón y montando en sus caballitos; siguen soltando al viento los papagayos; continúan dibujando el juego del ahorcado y la vieja; continúan adivinando pares o nones; se entretienen saltando la semana de pisé o no pisé; hacen la ronda y afinan la puntería con las metras o canicas… En el juego de las metras se conjuga una serie de aspectos como agilidad mental y habilidades y destrezas corporales y de inteligencia, se juega con reglas que son acordadas por los jugadores antes de iniciar los desafíos, además de las curiosas expresiones que animan el tiempo y las circunstancias del juego…  En medio del juego de metras escuchamos cuando dicen uno y otro jugador: monte o barajo monte; coronita o barajo coronita; barajo pujinche o cero pujinche o nada de pujinche; uñita o barajo uñita o nada de uñita; pepe y hueca o piche y hueca o barajo pepe y hueca o barajo piche y hueca; hueca o barajo hueca; retruque o barajo retruque; carretera o barajo carretera; no hagas maraña, juego pero sin marañas; tú eres un marañista o eres muy marañero; tú sabes que si haces maraña, la maraña sale; movible o barajo movible; limpio o barajo limpio; y guerra y persecución hasta la muerte; taima o tiempo para tomar un descanso; píntate o me pinto; dale agua o pata de jugador no estorba; estoy ruche o te dejé ruche; me dejaste ruche o me rucharon, pero estas metras que perdí, son las que yo les ruché ayer, estamos en paz; en casa tengo las mías; y cuando se está midiendo escuchamos decir: una cuarta, un jeme o un palmo; también para iniciar cada partida hay que lanzar la metra, para intentar quedar más cerca de la hueca, de la troya o de la raya limitadora y los jugadores dicen: raya o te pasaste de la raya, me toca a mí primero, quedaste de último…
     En mis tiempos de infancia cargábamos las metras en botellas o en múcuras, y todo lugar era propicio para hacer la hueca y comenzar a jugar… Esos momentos se hacían casi interminables, jugábamos bajo la sombra de algún mango, mamón, merecure, cotoperí, o en el patio de la escuela en el receso, en el solar de nuestras casas, o en algún recodo de la calle, sin importar si hacía madre solazo o si caía tremendo aguacero… Ahora miro y escucho a los niños, mientras realizan esos mismos juegos de mi infancia, y pienso y siento que siempre los niños seguirán el sendero de los juegos y de la alegría… Los observo y quiero que se diviertan con su agilidad mental y con sus destrezas y habilidades corporales y de inteligencia, con las reglas que ellos acuerdan, y deseo que en medio de sus entretenimientos no haya cabida para la maraña, ni para el quiriminduñe, ni para las groserías… Estas son otras circunstancias en estos días de ahora, son niños con otras ventajas de vida, pero siguen el curso de los mismos juegos con algunas variantes, más los nuevos juegos de la tecnología… Cantemos por los juegos de los niños, y que los jueguen sin groserías y sin marañas ni quiriminduñes…

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