Sin marañas
ni quiriminduñes
En Calabozo y en el mundo los niños siguen
jugando los mismos juegos de siempre, los que jugaron los padres de nuestros
padres, y los que jugamos nosotros en la infancia:.. Nuestros antepasados
jugaron, nosotros jugamos y los niños de ahora juegan los mismos juegos con
trompos y zarandas, con yoyos y perinolas; juegan y cuentan las cuarenta matas;
siguen jugando el escondido y la candelita; corren jugando el librón y montando
en sus caballitos; siguen soltando al viento los papagayos; continúan dibujando
el juego del ahorcado y la vieja; continúan adivinando pares o nones; se
entretienen saltando la semana de pisé o no pisé; hacen la ronda y afinan la
puntería con las metras o canicas… En el juego de las metras se conjuga una
serie de aspectos como agilidad mental y habilidades y destrezas corporales y
de inteligencia, se juega con reglas que son acordadas por los jugadores antes
de iniciar los desafíos, además de las curiosas expresiones que animan el
tiempo y las circunstancias del juego… En medio del juego de metras escuchamos cuando
dicen uno y otro jugador: monte o barajo monte; coronita o barajo coronita; barajo
pujinche o cero pujinche o nada de pujinche; uñita o barajo uñita o nada de
uñita; pepe y hueca o piche y hueca o barajo pepe y hueca o barajo piche y
hueca; hueca o barajo hueca; retruque o barajo retruque; carretera o barajo
carretera; no hagas maraña, juego pero sin marañas; tú eres un marañista o eres
muy marañero; tú sabes que si haces maraña, la maraña sale; movible o barajo
movible; limpio o barajo limpio; y guerra y persecución hasta la muerte; taima
o tiempo para tomar un descanso; píntate o me pinto; dale agua o pata de
jugador no estorba; estoy ruche o te dejé ruche; me dejaste ruche o me
rucharon, pero estas metras que perdí, son las que yo les ruché ayer, estamos
en paz; en casa tengo las mías; y cuando se está midiendo escuchamos decir: una
cuarta, un jeme o un palmo; también para iniciar cada partida hay que lanzar la
metra, para intentar quedar más cerca de la hueca, de la troya o de la raya
limitadora y los jugadores dicen: raya o te pasaste de la raya, me toca a mí
primero, quedaste de último…
En mis tiempos de infancia cargábamos las
metras en botellas o en múcuras, y todo lugar era propicio para hacer la hueca
y comenzar a jugar… Esos momentos se hacían casi interminables, jugábamos bajo
la sombra de algún mango, mamón, merecure, cotoperí, o en el patio de la
escuela en el receso, en el solar de nuestras casas, o en algún recodo de la
calle, sin importar si hacía madre solazo o si caía tremendo aguacero… Ahora
miro y escucho a los niños, mientras realizan esos mismos juegos de mi
infancia, y pienso y siento que siempre los niños seguirán el sendero de los
juegos y de la alegría… Los observo y quiero que se diviertan con su agilidad
mental y con sus destrezas y habilidades corporales y de inteligencia, con las
reglas que ellos acuerdan, y deseo que en medio de sus entretenimientos no haya
cabida para la maraña, ni para el quiriminduñe, ni para las groserías… Estas
son otras circunstancias en estos días de ahora, son niños con otras ventajas
de vida, pero siguen el curso de los mismos juegos con algunas variantes, más
los nuevos juegos de la tecnología… Cantemos por los juegos de los niños, y que
los jueguen sin groserías y sin marañas ni quiriminduñes…
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