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sábado, 24 de marzo de 2018

Protagonistas anónimos

Protagonistas anónimos

       Cada venezolano desde los primeros años de infancia debe empezar a conocer la grande obra de Simón Bolívar, Antonio José de Sucre, José Antonio Páez, Juan Bautista Arismendi, Luisa Cáceres de Arismendi, Manuela Sáenz, Simón Rodríguez, Andrés Bello, José María Vargas y las otras tantas personalidades de campos de batalla o del campo de la vida ciudadana, porque hay líderes para cada época y para cada situación; y luego cada venezolano también desde los primeros años de infancia debe conocer el ámbito geográfico en que ha nacido, primero se es venezolano, y junto a ello se es andino, zuliano, oriental, barquisimetano, tocuyano, o llanero, y cada quien debe amar y abogar `por el país y por su región; en el marco de la guerra por liberarnos del imperio español libramos una serie de guerrillas, de combates, de escaramuzas y batallas, y en los llanos cuyos linderos solo son delimitados por el horizonte se libraron unas cuantas batallas, y en los predios de la Villa de Todos los Santos de Calabozo se dio el 12 de febrero de 1818 una importante batalla dentro de lo que se le da el nombre de Campaña del Centro que comienza en diciembre de 1817 y se cierra en 1818, y en ella flamean los nombres de Simón Bolívar, de José Antonio Páez y de Pablo Morillo; mas en cada una de esa serie de guerrillas, de combates, de escaramuzas y batallas nada se dice, nada sabemos de los que acompañaron a tales adalidades, solo leemos, escuchamos de conversadores, relatores, narradores, el general tal iba acompañado de un ejército de 2.000, 3.000, 6.000, 8.000 o más hombres, y de tales números no nos ha llegado el nombre de esos protagonistas, que pudieron ser Juan Pérez, Manuel Mirabal, José Pulido, Antonio Silva, y a algunos de ellos los acompañaba la mujer, y menos nos llegamos a enterar del nombre de tales mujeres; esta inmensa multitud de hombres y de mujeres han sido y siguen siendo protagonistas anónimos de nuestra identidad venezolana, regional o local; y para los actuales momentos de este siglo XXI, podemos significar que sabemos los nombres del Presidente de la República, de gobernadores, de alcaldes y demás nombres de hombres y de mujeres que conforman el desempeño de la gerencia y administración del gobierno nacional, regional y local, y así debe seguir siendo en presente continuo; mas un estado, un país es sustantivo, tiene vida, esencia y vigencia en los miles y millones de hombres y mujeres que protagonistas anónimos trabajan y estudian responsablemente en la cotidianidad, nos referimos a la gente que en los diferentes lugares del país realizan a diario labores de herreros, carpinteros, albañiles, mecánicos, sembradores del campo, maquinistas, médicos, ingenieros, maestros y profesores, arquitectos, técnicos, enfermeros, taxistas, choferes, y los que se están formando con el estudio; no es batalla cuerpo a cuerpo, a pie o a caballo, pero es una batalla campesina y citadina por buscar el sustento y demás posibilidades para el verdadero bienestar humano; de tal forma que en este Bicentenario de la Batalla en predios de la Villa de Todos los Santos de Calabozo, enarbolamos una memoria en bronce por aquellos hombres y mujeres, los que hasta ahora se han llevado todos los laureles de los reconocimientos, mas también alzamos tantas voces por aquellos protagonistas anónimos y por los que hoy en día tomamos el testigo de relevo de protagonistas anónimos tanto en el campo como en la ciudad, para realzar con sentido de querencia la identidad de venezolanos y junto a ella la de andino, zuliano, oriental, barquisimetano, tocuyano o llanero y su llaneridad…

Adelfo Morillo 

viernes, 1 de diciembre de 2017

Protagonistas anónimos, las gentes más insignes de cada época

Protagonistas anónimos, las gentes más insignes de cada época

       Bernard Mannes Baruch, economista, industrial estadounidense (Camden 1870, New York 1965), hizo una inmensa riqueza y la dedicó en su mayor parte en educación y en obras filantrópicas; escribió y publicó Preventing Inflation (1942), A Philosophy for our Time (1954), y My Own Story (1957).
       En esta Semana Santa me fui a San Cristóbal, Táchira, Venezuela, a pasar esos días con algunos de mis hijos de mi primer matrimonio; como hago últimamente, llego a casa de mi hijo Adelfo Antonio, y siempre él me sorprende con algún buen libro, en esta oportunidad fue con El Libro de los Valores y de los Antivalores…, escrito por  el venezolano Armando José Sequera, comunicador social; y tal libro es ilustrado por el venezolano Oswaldo Rosales, Licenciado en Artes Plásticas, mención Escultura, egresado de la Escuela Armando Reverón; este ejemplar fue publicado por Editorial San Pablo (2005), Caracas, y de él entresaco la lectura con el título La persona más insigne de la época…; en la página 97 podemos leer

       Cuando el político estadounidense Bernard Mannes Baruch cumplió 94 años de edad, en agosto de 1964, uno de los periodistas, que lo entrevistaron, le preguntó quién era, en su opinión, la persona más insigne de la época.
       Baruch sonrió y dijo con su honestidad característica:
       -Es el hombre que cumple su tarea día tras día. Es la madre que se levanta cada mañana para servir el desayuno a sus hijos, asearlos y enviarlos a la escuela. Es el individuo que conserva limpias las calles. Es el soldado desconocido y son, en fin, millones de personas.

       En este día yo levanto mi voz para cantar a la gente trabajadora y que en su inmensa mayoría cumple sus obligaciones en el anonimato; son los hombres y mujeres obreros y obreras en las múltiples labores de nuestra geografía nacional; empleados y empleadas en sinnúmero de oficios en el país; profesionales hombres y mujeres en los distintos espacios rurales y citadinos de la nación; civiles y militares; niños, adolescentes, jóvenes y adultos que asisten de estudiantes a la escuela en sus diferentes niveles y modalidades; y sobre todo canto a todas esas gentes que cumplen cabalmente con sus obligaciones, es con estas gentes, protagonistas anónimos, con que podemos construir un mejor país, en que estemos por encima de cualquier diferencia, donde prevalezcan solo las cosas que nos unen, y en este caso debe unirnos nuestra esencia de llaneridad, de guariqueñidad, de villatodosantinos que venimos de esta llanura amplia y abierta, para proyectarnos amplios y abiertos a marcar Caminos y horizontes de grandeza en amor intelectual y espiritual…

                                                                                               Adelfo Morillo    

domingo, 28 de mayo de 2017

Protagonistas anónimos, las gentes más insignes de cada época




Protagonistas anónimos, las gentes más insignes de cada época

       Bernard Mannes Baruch, economista, industrial estadounidense (Camden 1870, New York 1965), hizo una inmensa riqueza y la dedicó en su mayor parte en educación y en obras filantrópicas; escribió y publicó Preventing Inflation (1942), A Philosophy for our Time (1954), y My Own Story (1957).
       En esta Semana Santa me fui a San Cristóbal, Táchira, Venezuela, a pasar esos días con algunos de mis hijos de mi primer matrimonio; como hago últimamente, llego a casa de mi hijo Adelfo Antonio, y siempre él me sorprende con algún buen libro, en esta oportunidad fue con El Libro de los Valores y de los Antivalores…, escrito por  el venezolano Armando José Sequera, comunicador social; y tal libro es ilustrado por el venezolano Oswaldo Rosales, Licenciado en Artes Plásticas, mención Escultura, egresado de la Escuela Armando Reverón; este ejemplar fue publicado por Editorial San Pablo (2005), Caracas, y de él entresaco la lectura con el título La persona más insigne de la época…; en la página 97 podemos leer

       Cuando el político estadounidense Bernard Mannes Baruch cumplió 94 años de edad, en agosto de 1964, uno de los periodistas, que lo entrevistaron, le preguntó quién era, en su opinión, la persona más insigne de la época.
       Baruch sonrió y dijo con su honestidad característica:
       -Es el hombre que cumple su tarea día tras día. Es la madre que se levanta cada mañana para servir el desayuno a sus hijos, asearlos y enviarlos a la escuela. Es el individuo que conserva limpias las calles. Es el soldado desconocido y son, en fin, millones de personas.

       En este día yo levanto mi voz para cantar a la gente trabajadora y que en su inmensa mayoría cumple sus obligaciones en el anonimato; son los hombres y mujeres obreros y obreras en las múltiples labores de nuestra geografía nacional; empleados y empleadas en sinnúmero de oficios en el país; profesionales hombres y mujeres en los distintos espacios rurales y citadinos de la nación; civiles y militares; niños, adolescentes, jóvenes y adultos que asisten de estudiantes a la escuela en sus diferentes niveles y modalidades; y sobre todo canto a todas esas gentes que cumplen cabalmente con sus obligaciones, es con estas gentes, protagonistas anónimos, con que podemos construir un mejor país, en que estemos por encima de cualquier diferencia, donde prevalezcan solo las cosas que nos unen, y en este caso debe unirnos nuestra esencia de llaneridad, de guariqueñidad, de villatodosantinos que venimos de esta llanura amplia y abierta, para proyectarnos amplios y abiertos a marcar Caminos y horizontes de grandeza en amor intelectual y espiritual…

                                                                                               Adelfo Morillo