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domingo, 5 de mayo de 2013

Poesía cotidiana en sensibilidad y hermosura


Poesía cotidiana en sensibilidad y hermosura

       A los matemáticos los puede cautivar El hombre que calculaba, escrita por Malba Tahan, pero también los puede asombrar una flor lozana y fragante frente a sí, porque los ingenieros y todos los que se dedican al mundo de los cálculos y de los números no están exentos de dejarse llevar por instantes sensoriales diversos como abrazar a los hijos, a la mujer amada, observar un amanecer o una puesta de sol…
      ¿Quiénes escapan a lo cotidiano? Nadie renuncia a no comunicarse con familiares, amigos y demás seres humanos de los diversos entornos, y a la vez cada uno de nosotros nos concedemos nuestros espacios y tiempos íntimos, para reorientarnos, planificar, reflexionar acerca de nuestras necesidades básicas materiales y espirituales…
      Los biólogos y los pares afines a las ciencias de la vida pueden sorprenderse leyendo Los cazadores de microbios, y asimismo se pueden rendir ante cada manifestación de belleza del universo, permanecer en estado de contemplación por la magia y misterio de una gota de rocío suspendida sobre los pétalos de una rosa viva y radiante, y hacen momentos poéticos solo con quedarse mirando en silencio el vuelo de las aves o escuchando la armonía de la lluviecita sobre las plantas…
      Las amas de casa así sean analfabetas están en poesía cuando invierten momentos para mirarse en el reflejo del almíbar donde cuecen los buñuelos o el quesillo, así como todos somos notas imprescindibles de la música que conforma al universo infinito y eterno…
     Si nos diéramos cuenta de que vivimos en poesía, de que cada inicio de vida es un milagro, y de que cada aliento que nos mantiene vivos es una nota en el pentagrama perfecto de Dios, y asimismo cuando nos alimentamos, para tener en la mesa cada uno de los componentes de esa comida, perderíamos la cuenta de gente, tiempo, espacio y circunstancias que hicieron posible llegar al punto de estar preparados y dispuestos para ingerir los varios sabores que llevamos al paladar…
     Entonces, concluyamos que las palabras que escuchamos y decimos tienen su música, y así cantamos, y cada momento por más burdo y feo, que nos pueda parecer, quizás lleva en sí una muestra de poesía cotidiana en sensibilidad y hermosura…