lunes, 2 de mayo de 2016

Agua, agua, agüita santa


Agua, agua, agüita santa

                Canta la lavandera canta
                a la orilla del río,
                agua, agua, agüita santa,
                lavo, bato, tiendo y río…

                Canta el sembrador canta
                mientras esparce la semilla,
                agua, agua, agüita santa,
                siembro, sudo, confío y río…

                Cantan los niños cantan
                en el campo o en la escuela,
                agua, agua, agüita santa,
                cómo alegra tu lluvia y encanta…

                Canta la madre canta,
                cuando a su niño amamanta,
                agua, agua, agüita santa,
                llenas mis senos de lactancia…




                Cantamos todos, todos cantamos,
                cuidemos el agua, el agüita santa,
                la miramos en rocío o en llovizna,
                y miramos a Dios en agua santa…

                                                                      Adelfo Morillo


Aprendizaje significativo

       Sembremos plantas en cualquier espacio y momento. Las plantas nos dan oxígeno en el aire y en el agua… El agua es bendición de Dios…



       Adelfo Morillo, Licenciado en Letras, 1978 (U. L. A.)… Profesor desde 1977 de Castellano, Literatura, Latín, Francés. Actualmente dicta la cátedra de Redacción y estilo en la Escuela de Historia (U.N.E.R.G.), ad honorem, y la Especialidad de Lengua en la Micromisión Simón Rodríguez; en Internet escribe en calabozotierradedios.blogspot.com

domingo, 1 de mayo de 2016

Aquí y ahora


Aquí y ahora

Aquí y ahora giran Planeta y Universo,
aquí y ahora estamos cada una de las personas en este mundo,
aquí y ahora pienso y siento,
pienso en mis ratos idos,
pienso porque el bien se imponga en cada uno de nosotros,
siento una brisa que llega y pasa,
refresca mi cuerpo sudoroso,
siento a mi mujer que hace rato salió,
y la pienso en sus cosas buenas,
siento en mi boca el pedazo de coco,
del coco que encontré hace un rato en el suelo,
siento una rana que croa,
anoche escuchaba su cro cro cro,
siento el canto del cucarachero,
siento la hoja que cae,
siento a la gente, cuando da y se da,
siento cómo va avanzando el tiempo,
hace casi sesenta años estaba en aulas primarias,
y ahora todo se me empata en memorias,
mas recuerdo los buenos momentos,
cuando no tenía novia
y soñaba como si la tuviera,
y le escribía cartas y a ella cantaba,
y me sumergía en añoranzas;
aquí y ahora siento a las gentes
y las cosas de este mi pueblo,
siento a los villatodosantinos en mi aliento,
los siento en los pastos y en los verdes de la tarde…
Siento a las villatodosantinas en mi tiempo,
cuando florece el alba
y cuando declina el ocaso más allá de los apamates…
Siento en casa olor a café mezclado entre jazmines,
llegan desde espinitos, azahares y limoneros,
inundan mientras se mecen con la brisa,
regalan delicias matutinas y traen remembranzas atardecidas…
Siento que canto a los perfumes,
por esta Villa de Todos los Santos,
y también canto a la Luna, a los aguaceros y a los chubascos…
Aquí y ahora pienso y siento,
sueño y canto a las formas de la Luna,
siento y pienso,
amo, canto y revuelvo cien besos y mil más;
pienso y siento,
vuelo, vuelvo y revuelvo esos besos y otros mil besos,
inicio y reinicio la cifra, cien y mil y otros mil más…
Pienso y siento, ando con huellas de este mi pueblo,
este pueblo que huele a pastos y a mastranto,
este pueblo con amanecer de josefinos
y en ocaso que declina más allá de los apamates…
                             
Adelfo Morillo

                                                                                

martes, 19 de abril de 2016

La conquista por la espada y por la prédica misionera dizque civilizadora


La conquista por la espada
y por la prédica misionera dizque civilizadora

       Comienzo con líneas entresacadas del libro Los conquistadores y su lengua, del filólogo Ángel Rosenblat, y a partir de la página 91 y siguientes, Ediciones de la Biblioteca de la Universidad Central de Venezuela, 1977, vamos a ir leyendo con interpolaciones, aclaratorias y cambio de la palabra español por castellano que son de mi responsabilidad, de cómo este autor nos señala la manera cómo el castellano nos fue impuesto por la Iglesia y por los conquistadores armados desde los primeros días de Cristóbal Colón y de los que con él vinieron y siguieron viniendo en años y siglos sucesivos, y así empezamos a ojear a Rosenblat

       Ya en la isla de Guanahaní, el 14 de octubre, tomó Cistóbal Colón por fuerza, siete indios, con el propósito de llevarlos a Castilla y hacerles –dice- deprender nuestra fabla, de aprender nuestra habla. También en Cuba cogió prisioneros –cinco indios- porque aprendieran nuestra lengua –dice el 12 de noviembre-
       El castellano era el instrumento general de la catequización. Y la hispanización significó la desaparición del indio antillano. La diversidad de lenguas indígenas favoreció la imposición del castellano, como única lengua general.
        La conquista implicó la hispanización. La lengua es compañera del Imperio. La conquista tenía en última instancia solo una justificación religiosa, cuyo fin supremo: extirpar la idolatría, convertir a los indios al cristianismo.
       La lengua castellana está impuesta en toda Hispanoamérica, aunque quedan pueblos, algunos muy grandes que conservan las viejas lenguas indígenas…
       Así, desde 1492 hasta hoy asistimos, por todas las vías, a una progresiva hispanización

       Y el trasnochado Colón comenzó por llamar indios a estos pobladores de estas tierras tan distantes de la India, y su confusión la mantuvo hasta el último día de su existencia, en el año 1506 en Valladolid, porque nunca se dio cuenta de que había llegado a unas tierras amplísimas, que quizás en lengua quechua pachamama, madre tierra, podía ser el nombre que le daban sus naturales pobladores aborígenes, ya que la idea de Colón era demostrar que la tierra era redonda y que por esa vía marítima se podía llegar a las Indias occidentales.
       Podemos afirmar que de las lenguas originarias de esta pachamama, madre tierra, que en la mitología quechua todavía hoy día pervive como deidad de pueblos aborígenes del noroeste argentino y del altiplano peruano-boliviano, solo encontramos muestras de tales lenguas en el vocabulario que usamos, y en la mayoría de los casos ignoramos su natural procedencia aborigen; y así pues en este continente que en fecha posterior a 1492, exactamente el 25 de abril de 1507, se le va a empezar a llamar América, nos vamos a encontrar con palabras de auténtica raíz de preconquista, entonces enterémonos que son de la lengua taína, Santo Domingo y Puerto Rico, canoa, cacique, bohío, maíz, batata, carey, naguas o enaguas, sabana, nigua, guacamayo, tabaco, tiburón, yuca, hamaca; del caribe usamos, caimán, caníbal, loro, piragua, butaca; del nahua tenemos, aguacate, cacahuete, cacao, chocolate, hule, petate, nopal, petaca, jícara, tiza, tomate, del quechua, alpaca, vicuña, guano, cóndor, mate, papa, pampa, carpa; del guaraní, mandioca, ombú; del arahuaco, ají, iguana; del nahua, guajolote, sinsonte, del quechua, china, chacra, choclo; del guaraní, tucán, ñandú, yaguaré, tapera; del araucano, malón
       Concluyo diciendo que los pueblos aborígenes de esta pachamama, ahora América, fueron aniquilados en su gran mayoría por el imperio de la conquista armada de España, y que sus lenguas y creencias originarias igualmente fueron desplazadas y sustituidas por la lengua castellana y por la religión católica, que va en clara oposición a los dictados de Jesucristo que se basa en el amor a cada uno de los seres humanos de este mundo; fue en resumen la imposición de la espada y de la prédica misionera dizque civilizadora

Adelfo Morillo 


miércoles, 13 de abril de 2016

Naturaleza, escrituras impresas, internet


Naturaleza, escrituras impresas, internet

Si leemos, andamos, miramos y aprendemos,
leemos en los signos de las plantas,
algo nos dicen sus hojas mustias,
alguna otra cosa nos cuentan sus hojas retostadas
olorosas a resolanas
y algo mejor nos cantan sus hojas en colores y esplendores,
sí, aprendamos a leer el libro de la naturaleza,
andemos en ella, miremos y aprendamos…

Leemos la naturaleza,
tantas escrituras impresas
y también internet,
y en ese mundo leemos, andamos, miramos y aprendemos,
y también navegamos…
Con Julio Verne empezamos a navegar en submarino,
y con él también viajamos a la Luna en cohete espacial,
era solo un sueño Cabo Cañaveral…
Y Homero en la Odisea
nos dice que la nave más veloz es el pensamiento…

Hoy, mi hijo Tomás anda de cumpleaños,
desde el corredor de mi casa marqué en el celular,
me contesta y lo felicito con alegría,
y me dice de su casa cercana a las aguas del río Chama,
y le digo Estoy allá junto a ti,
gracias a Dios, y al pensamiento
Y sí, recordaba ese sitio cercano al Chama,
mas de inmediato volví a mi estancia,
y ahora sigo celebrando por Tomás, mi séptimo hijo,
uno de los ocho nacidos en Mérida…
Y leo a Mérida
y a mi Villa de Todos los Santos;
me bañé en sus ríos y lagunas,
allá en lo alto, en los páramos,
como también me he bañado en ríos, caños y quebradas,
acá en estos llanos de sequías o chubascos….
Y mientras leo en cada tiempo y lugar,
sigo andando, mirando y aprendiendo,
y también navego sobre todo en mi blog de internet…

Adelfo Morillo    


martes, 12 de abril de 2016

¿Cómo darnos amor..?


¿Cómo darnos amor..?

       Ya no hace falta inventar nada más,
solo debemos llegar al amor,
para andar iguales con el prójimo,
si sufre, nos acercamos y vemos cómo ayudamos,
si disfruta, nos alegramos por su dicha;
solo la naturaleza se manifiesta sin más,
no pregunta, no mira hacia adelante ni hacia atrás,
se hace sequía o inundación,
se vuelve terremoto o huracán,
se estremece en tsunami o en volcán,
y no se inmuta, florece o arrasa,
y la culpamos, sin razón, no la respetamos,
talamos, quemamos, la envenenamos,
y hablamos de calentamiento y de efecto invernadero
y de tantas cosas más;
digamos la verdad, sobre todo los políticos,
y cada líder en su comunidad,
vayamos al amor,
para respetar la naturaleza,
para respetarnos entre todos,
para ceder sana la naturaleza a nuestros hijos y nietos;
solo el amor nos salva,
para vencer el odio en cada una de sus manifestaciones,
para dejar la envidia, la mentira y la mezquindad;
abrevemos en el aljibe de nuestro corazón,
andemos con el tiempo,
mientras nos dura el hálito de vida,
porque inexorable el tiempo nos rebasa y sigue sin pausa…
¿Y en dónde encontramos el amor?,
en las cosas menudas y sencillas,
en la florecita silvestre que se da a nuestros ojos,
en la mano que nos tiende una atención,
en el aliento que nos acompaña cada segundo,
en cada una de tantas pequeñas cosas
que no consideramos,
porque no nos sorprendemos
y nos hemos olvidado del asombro…
¿Y cómo damos amor?,
si sonreímos con sinceridad,
si tenemos tiempo para los amigos sanos o enfermos,
si cada palabra que decimos
y cada cosa que hacemos,
lleva esencia de bien…
¿Nos equivocamos diariamente?,
sí, en cada momento, hasta por omisión,
pero rectificamos
y seguimos adelante para seguir equivocándonos,
pero solo en otras situaciones, no en los mismos errores…
En el patio atiendo las plantas,
ahí andan la gallina y sus pollos y dos morrocoyitos,
y allí llegan lagartijas, iguanas y culebras,
voraces ardillas, lechuzas, murciélagos y hasta gavilanes,
y no sé cuántos pájaros más,
y a veces se oye el canto de la lechucita color chocolate,
se le da el nombre de pavita,
pero también se oye el canto de gallos y de alcaravanes,
y solo miramos y escuchamos,
no nos gustan las ardillas, los murciélagos ni las culebras,
tampoco nos gustan las hormigas bravas, el comején ni los bachacos…
Ah…, pero cómo nos gusta la brisa
que entra por los corredores
y los olores de lluvia y los fogonazos de los relámpagos,
y también al rato el zumbido del trueno con el brisote del chubasco…

                                                                                              Adelfo Morillo