Alberto Hernández
     La escritura de Alberto Hernández busca
descifrar los misterios de la noche… Se adentra en la distancia entre la ciudad
y el llano… A veces se vuelve erótica sin ser grosera, canta las formas de
mujer y los encantos del amor…Si andamos sus letras nos invita a andar y a
desandar el mundo de las preguntas y de respuestas que siguen aleteando en el
viento…Por momentos se ovilla en las sombras, retorna a las luces del alba y al
romance de la amada… Son palabras que trascienden la prosa y se tornan versos
en pieles, miradas y aromas…
    
Alberto Hernández, poeta de Calabozo y del mundo, transita con su mirada
triste, preguntona y decidora, nos habla de las cosas sencillas, cotidianas en
verbo de galanuras…En este papel dibujo significados buscando su poema y su
música…En letras despliega hogueras memoriosas y torna al canto insomne de la
noche: “asunto de pasear por la sombra y tropezar con tu aliento”…Nos transmite
signos de vida, mas también nos recuerda el norte que nos lleva a la muerte…Como
hombre de mundo y de lecturas hojea y ojea galerías de autores universales:
ronda el estruendo bélico y erótico en Homero, se hunde en el mundo de
ambición, poder y muerte en Hamlet, elogia silvas telúricas y lo desvela el
estro amoroso de Safo…Se adentra en el pasado y lo asombra el recuerdo…Alberto
se busca en lo interno, filosofa a lo socrático, y nos entrega ecos de
ausencias y regresos… Anda sumido en su sombra, se encuentra en el espejo, se
cuela en la arena del tiempo, se hace vértigo y espera…Esos vocablos en clave,
como acertijo o metafísica que humaniza a Dios y nos recuerda lo feo y grosero
de tantas cosas…Y en un momento se topa con esa revelación sublime: el
silencio…Y siempre la presencia de mujer en sus ojos de poeta, la mujer
danzante en el tiempo, en su hermosura de acercamiento o de desdén…Y se
encumbra en voces, luces y sombras, y en el tiempo y en el canto de aves, y en
la vida que es muerte y amenaza…
     Leamos, sintamos el canto de Alberto
Hernández:
                      “Hacia dónde se dirige la
noche Qué espacios ocupa
                       en el vació Qué horror nos
contiene al descifrarla
                       aléjate 
                       de tu sombra:
                       vuelve al espejo
                       donde
                       el tiempo
                       aquel interior intacto
                       es vértigo 
                       y espera
                       después del cuerpo
                       emigran
                       las miradas:
                       horas de litigios
                       tardes
                       revelaciones
                       estaciones para obedecer
                       al silencio
                       por el ángulo más
estrecho
                       te ves y te alejas:
                       este hondo espacio
                       entre el sol y la muerte
                       Queda un lugar para la
luz y la despedida: allí, sin pensar,
                       deambulas por el espejo
                       Hay una vieja costumbre
que nos desaparece y nos acosa:
                       ventanales solos de hace
milenios, la imagen de la
                       mujer en el patio, con el poema en las
manos y la mirada
                       perdida en la figura que
se aleja sin ella”
Alberto Hernández
en su libro de poesías Nortes. Grupo
Editorial Sobrevivientes Asociados. Maracay.
 
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