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domingo, 20 de mayo de 2018

Poesía, poeta

Poesía, poeta

       La poesía se da en cualquier lugar o momento… El poeta se encuentra en la ciudad o en el campo… El poeta canta dolores y amores… La poesía se enreda en matorrales o en cabelleras de mujer hermosa… El poeta la desenreda con palabras sutiles… El poeta vuelca la poesía en cosas minúsculas o en grandes conmociones… Y así el poeta canta el vuelo de las libélulas o el estampido de las cataratas… La poesía es una noche de luna o una noche cerrada sin luna y sin estrellas, se cuela con el agua entre las piedras, vuela en los acordes de la música que nos gusta… El poeta hombre o la poeta mujer sufre con tantos dolores injustos en el mundo, se identifica con cada reclamo porque seamos mejores seres humanos. Y entonces la poesía resplandece sobre lo más alto de la montaña, o sobre lo más liso de la sabana… Yo intento cantar, no sé cantar, yo busco cantar poesía, no soy poeta; no llego a adivinar lo que está más allá del presente segundo, no alcanzo a despertar a tantos que siguen dormidos en este mundo que se nos desmorona; sé que hay gente muriendo de hambre en tantas partes del mundo; hay tanta violencia de hombres a mujeres, de hombres a niños, de mujeres a hombres, de hombres a hombres, de mujeres a mujeres, de niños a niños, de niñas a niñas, de niños o jóvenes a ancianos, de ancianos a ancianos, de ricos a pobres, de ricos a ricos, de pobres a pobres; y el poeta sufre o goza, sufre tantas verdades, goza tantas verdades; el poeta hombre, la poeta mujer,
no hay diferencia, solo canta el dolor o el amor; yo ando tras el amor, en la hoja que brilla o cae, en el pájaro que vuela o se posa, en los padres que abrazan a los hijos, en las madres que acurrucan a los hijos, yo ando tras el amor de las luciérnagas en la noche, tras el amor de los lirios entre verdores…

                                                                    Adelfo Morillo

domingo, 30 de octubre de 2016

Rómulo Gallegos, poeta


Rómulo Gallegos, poeta

       La poesía es creación, esta es la primera significación que da la lengua griega clásica, esa lengua en que escribió Homero los sendos poemas épicos la Ilíada y la Odisea; y una de las cosas que el poeta busca crear es imágenes de belleza.
       La actriz de cara bella por siempre, en la idea de tanta gente, es la mexicana María Félix, y ella dijo una vez y quizás lo reafirmó algunas otras veces La belleza te lo da todo, pero no es todo… Sí, la belleza necesita vibrar en  sentido de amor,  en el amor sin precio, el que se da y se recibe en monedas de estremecimiento que nos confunde en el dolor o en el gozo…
       El escritor, traductor y crítico literario argentino, Rodolfo Alonso, nacido en 1934, escribió de la poeta portuguesa Sophia de Mello Breyner Andresen

       Este bello texto y tocante fue leído por su autora en Lisboa, el 11 de julio de 1964, durante el almuerzo de homenaje organizado por la Sociedad Portuguesa de Escritores, en ocasión de la entrega del Gran Premio de Poesía atribuido a su Livro sexto. Nacida en Oporto en 1919, Sophia de Mello Breiner Andresen es sin duda uno de los más significativos poetas portugueses contemporáneos… Y de las palabras leídas por Sophia de Mello, y traducidas por Rodolfo Alonso, entresaco estas líneas

       Camino por la acera pero no quepo en la sombra… Sumerjo la mano en la sombra como si la sumergiese en agua… La palabra belleza no es nada, sé que la belleza no existe en sí, es apenas el rostro, la forma, la señal de una verdad de la cual ella no puede ser separada. No hablo de una belleza estética pero sí de una belleza poética
       El reino ahora es solo aquel que cada uno por sí mismo encuentra y conquista, la alianza que cada uno teje.
       Este es el reino que buscamos en las playas de mar verde, en el azul suspendido de la noche, en la pureza de la cal, en una pequeña piedra pulida, en el perfume del orégano.
       Si un poeta dice oscuro, amplio, blanco, piedra, es porque estas palabras nombran la visión del mundo, su ligazón con las cosas… El verso es denso, tenso como un arco, exactamente dicho, porque los días fueron densos, tensos como arcos, exactamente vividos

       En el mes de octubre próximo pasado los señores de la Academia Sueca decidieron otorgar el Premio Nobel de Literatura 2016 al compositor, músico y cantante estadounidense Bob Dylan, y las líneas justificadoras de por qué decidieron concederle tal distinción son Por haber creado nuevas expresiones poéticas…

       De la novela Doña Bárbara, cumpleañera de veinticinco desde su primera edición en 1929, quiero decir que su autor Rómulo Gallegos escribió en esta edición de 1954
     
       Esta edición obedece al propósito del Fondo de Cultura Económica de adherirse a la conmemoración de los veinticinco años de Doña Bárbara; y porque se ha deseado que en ella cuente yo a sus lectores la historia de esta novela afortunada
       Rómulo Gallegos, caraqueño y mundial, en su quehacer literario en el mundo narrativo, escribió cuentos, obras de teatro, guiones de películas y novelas, y de tan extensa obra literaria, específicamente extraje de las novelas Doña Bárbara y Cantaclaro estas expresiones poéticas del ambiente y de las vivencias propias de nuestros llanos venezolanos; y de la Doña Bárbara veinticincoañera resaltamos estas muestras poéticas

Campanadas funerales en el silencio desolador del crepúsculo de la selva…
Reflejos de hogueras empurpuran la oscuridad de la noche…
Sus alas se tiñen de rosa al resplandor del fuego entre las tinieblas profundas…
Ya el sol empezaba a ponerse, rumbo de baquianos a través de la sabana, toda ella, uno solo y mil caminos distintos...
Un bando de garzas se alejaba hacia el sur, una tras otra en la armoniosa serenidad del vuelo…
Allá lejos, negra en la contraluz del crepúsculo, la silueta del jinete en pos del rebaño, un cantar de notas largas, tendido en la muda inmensidad…
Se ocultó por fin el sol, pero quedó largo rato suspendido sobre el horizonte el lento crepúsculo llanero en una faja de arreboles sombríos, cortados por la línea recta del disco de la sabana, mientras en el confín opuesto, al fondo de una transparente lontananza de tierras mudas, comenzaba a levantarse la luna llena…
Se fue haciendo más y más brillante el fulgor espectral que plateaba los pajonales y flotaba como un velo en las hondas lejanías…
La sinfonía persistente de los grillos sabaneros, y aquel silencio hondo, de soledades infinitas, de llano dormido bajo la luna…
Lejos, en el profundo silencio, se oía el bronco mugido de los raudales de Atures...
La noche ha avanzado bastante y la luna ahonda las lejanías de la sabana…
La llanura en la malicia del cacho, en la bellaquería del pasaje, en la melancolía sensual de la copla…
Tierra abierta y tendida, buena para el esfuerzo y para la hazaña, toda horizontes, como la esperanza, toda caminos, como la voluntad…
Ya viene la aurora con los lebrunos del día…
La tarde cae dulcemente, dorada y silenciosa…
Está fresca el agua del pozo. La enfriaron las estrellas que estuvieron pasando toda la noche. Todavía quedan algunas en el fondo…
Tras el monte oscuro de la mata, se elevaba el disco de la luna esparciendo una melancólica claridad sobre el vasto campo enmarañado…
Era una tarde de sol y viento recio. Ondulaban los pastos dentro del tembloroso anillo de aguas ilusorias del espejismo, y a través de los médanos distantes y por el carril del horizonte, corrían, como penachos de humo, las trombas de tierra, las tolvaneras que arrastraba el ventarrón…
El algarrobo del paso vibra como arpa melodiosa entre el zumbido de las aricas…
Sus miradas se hunden en las claras lejanías de la sabana, dormida bajo el fulgor lunar…
Jesusito contempla la sabana y escucha las tonadas. Cantares de notas largas, música de tierras anchas y solas…

       La Editorial Oveja Negra, Colombia, en 1985 publica Cantaclaro, y de tal edición reseñamos estas líneas poéticas

Por allá viene el viento peinando el pajonal…
El sol de los araguatos arranca reflejos de bronces nuevos…
Hay un silencio macizo que llega hasta el horizonte…
Comienzan a espejear los arenales como charcas azules…
Ya el sol moría en el confín de la sabana, desangrándose en los ojos peladeros de los medanales…
¡Caballo del relincho de oro,  clarín del alba sabanera…
El árbol solitario proyecta su silueta pensativa y en la serenidad del cielo se pone a contar sus ramas…
La sabana empieza a recoger sus caminos para tener tiempo de dormir y madrugar extendiéndolos de nuevo, frescos y descansados, para las marchas posibles..



                                                                                      Adelfo Morillo