Calor, color y sabor
Algunos calaboceños y foráneos no han
llegado a apreciar a esta Villa de Todos los Santos… Pienso y siento que no es
difícil querer a Calabozo… Este pueblo que se expresa en calor, color y sabor… Cuando
el calor reverbera sobre su suelo en formas de escamas luminosas, y se hace
espejismos en la distancia; mas hay otro calor que es el de nuestra gente, que
sabe querer y se hace querer…El color se multiplica en el verde follaje de sus
innumerables árboles de mango, en el verdegay del mastranto, en el verde olivo
de las boras con sus flores lilas irisadas… El color se vuelve oro en los
araguaneyes, congrios, capachos, ixoras, rosas o en los lirios; el azul refulge
en su firmamento despejado, sin nubes; el rojo sobresale en los josefinos,
cayenas o en los nomeolvides… El color es un celaje en el variopinto de las
aves en vuelo, las garzas vestidas de albas, las corocoras de sedas coloradas,
los turpiales en su plumaje negriblancoamarillo, y los niños, jóvenes y adultos
en sus pieles de ébano, níveas, morenas, cobrizas, amarillas o rojizas… El
sabor de las arepas o de las cachapas tendidas en budare, y el buen sabor del
canto armonioso o recio de sus copleros y cantantes frente al arpa, al cuatro y
a las maracas… Hay sabor dulcito en el agua de los aljibes, en la melcocha,
alfeñique o batido, y abunda el sabor de los versos y los cuentos de los
creadores de esta Tierra de Dios…El romance canta en la noche frente a los
esteros con sus palmares y se hace luminoso bajo el abrigo del plenillunio…Pienso
y siento que es sencillo querer a Calabozo, este pueblo que canta calor, color
y sabor… En uno de mis días disfrutaba el sabor de mirar bajo unos maniritos, en
las playitas de la represa de este río Guárico, cuando un pescador lanzaba el
nailon con anzuelo, y al poco rato bregaba con una cachama que había mordido
carnada y anzuelo, y entre el rapio de sol pude mirar el aleteo plateado del
pescado… En ese momento se combinaron el calor de esa hora de sol, el color
moreno del pescador, y agua, cachama, firmamento y follaje, y el sabor que pude
sentir ante esa estampa de faena sencilla, alegre y por demás inolvidable…
Calaboceños y foráneos, este pedazo de tierra nos alegra en calor, color y
sabor…