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domingo, 27 de abril de 2014

Vecina, María Alvarado



Vecina, María Alvarado

     En Semana Santa quisiste ir a pasarla en el campo, allá estuviste y disfrutaste de los gratos dones del llano en su abierta inmensidad…
     Este viernes temprano en la noche había suaves fragancias que esparcía la brisa de flores de la dama de noche, y un poco más tarde te fuiste de este mundo, para ir a encontrarte en el cielo donde Dios reina…
     Ayer sábado en la mañanita miré unas maripositas arco iris que revoloteaban sobre el verdor de mandarino del frente de tu casa, y de pronto sopló una leve brisa y se fueron ingrávidas y serenas por el este de este rincón de calle ciega…
     Anoche vinieron a cantarte oraciones de amor, para que tengas paz, y para que la paz permanezca en nuestra vida diaria de vecinos, y para que también la paz prevalezca  en cada momento de nuestra amada patria…
     Y hoy domingo, día de Dios, te vas de nuestras presencias, y es buen momento, para decirle a tus hijos, que se mantengan siempre unidos en amor y respeto de hermanos…
     María, tu nombre en hebreo significa señora, la que dirige el orden de la casa, y la seguirás dirigiendo con la buena estela de tu memoria, que debe ser orientación en tus hijos, para que sigan manteniendo el camino digno del trabajo decente y del estudio fecundo…
     Esta mañanita anduve caminando en silencio por el patio de mi casa, y me distrajeron por un momento las flores coloradas, amarillas y moradas de las cuarentonas y de los cariaquitos, y ahí musité una plegaria a Dios, para que tengas paz, y para que en tu casa tus hijos vivan sanos y en buena convivencia entre ellos, y en donde se encuentren en cada momento…
     En estas líneas te ofrendo sentimientos de amor, para que tu encuentro con Dios sea de paz y en paz, por siempre, vecina, María…
                                                                                                            Adelfo Morillo