Una y otra caridad
Esta mañana me presentaron a Caridad, la
mamá de una estudiante… Y me hizo recordar que yo tengo en mente escribir sobre
la caridad… La caridad es un acto anónimo, pero hay fundaciones de ayuda a
huérfanos, ancianos, enfermos, niños y adultos con cáncer, y no podemos ignorar
sus acciones benéficas, y tantas de ellas son sostenidas por artistas,
deportistas, gentes de negocios, y les dan publicidad, que si fueran anónimas
no cumplirían con tan diversos beneficios, de tal manera que estamos ante un
aspecto dialéctico, y yo en lo particular me inclino porque sigan las gentes y
fundaciones y demás posibilidades que socorren y ayudan a los necesitados de
ser atendidos, y aún más que todos los seres humanos con posibilidades para
donar sigan multiplicándose en el mundo…
Ahora en situaciones particulares entiendo
que siga prevaleciendo la caridad como acto anónimo, según lo predica
Jesucristo, y cuando alguien necesitado de caridad se presente, no lo eludamos
con ningún tipo de omisiones, porque perdemos la gracia divina, pero eso sí que
nuestra mano derecha no se entere de lo
que hace nuestra mano izquierda…
Hay gente que implora caridad de mano
amiga, otras ruegan por un abrazo, otras piden para comer, y otras no tienen
abrigo… Nuestras manos laboran y dan, nuestros brazos protegen y sueltan,
nuestras mesas reciben comidas escasas, suficientes o abundantes, y las mesas
de comidas escasas son capaces de dar, y no falta decir que las mesas de
comidas suficientes o abundantes con más razón deben dar, y si tenemos dos
abrigos, podemos dar uno al que está al lado y sufre de frío, y hay tantas más
necesidades en las gentes, y entonces nosotros en silencio y sin nombre podemos
dar caridad…