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miércoles, 18 de noviembre de 2015

Tras de una vida sencilla 57


Tras de una vida sencilla                57

       El amor nos habla cada segundo en el aire que respiramos, cada latido del corazón es una muestra de amor; y nosotros dormidos ni nos damos cuenta de que cada aspiración de aire nos afirma en la vida, y de los impulsos del corazón ni nos acordamos, que gracias a ellos seguimos en la vida; los hombres y mujeres cada vez vamos perdiendo más los sentidos de la gracia y de la misericordia, y por tanto no miramos de cómo vamos deteriorando este mundo; el amor nos habla en las nubes que pasan, y nosotros sordos dormidos, no escuchamos tantos mensajes para que sembremos el amor y la bondad; el mundo lo hemos convertido en escenarios de guerras, no nos aceptamos, no nos comprendemos, andamos juzgando a las personas, y cada vez nos alejamos más del amor…
       El mundo emplea un lenguaje infinito, nos manda mensajes en las mareas, en las inundaciones y sequías, en los movimientos catastróficos de la tierra y de los mares, y también en las florecitas silvestres que se ofrecen en los sitios más olvidados y apartados, y hasta en las florecitas que nos encontramos en los jardines de las casas o de los apartamentos, o en la orilla de las aceras o a un lado de las calles y avenidas; y qué triste, pasamos y ni miramos; no queremos descifrar el código de ese lenguaje, y entonces, decimos No tenemos tiempo…, El trabajo no me da tregua…, Andamos apurados… Ni que yo fuera ingenuo, yo soy muy importante
       Despertemos, somos nosotros, hombres y mujeres, los que trazamos nuestro rumbo, nuestra historia, y esta debe ser para saborear lo que nos gusta, para olfatear plácidos olores, para sentir con el tacto ternuras y para regalar caricias, para sentir con el oído los cantos de serenidad que nos llegan con la suave brisa, para que escuchemos el infinito lenguaje del mundo, en las noches de luna clara, en las inmensidades de la sabana, en la magnitud de las montañas, y en cada manifestación natural que nos habla de lo efímero de nuestras existencias, frente al mundo que permanece por las eternidades…

Adelfo Morillo