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martes, 20 de octubre de 2015

Tras de una vida sencilla 43


     Tras de una vida sencilla                43

   La mayor parte de la gente piensa que la filosofía es el estudio más difícil y elevado, y es conveniente aclarar que filosofía es una palabra con dos componentes griegos, philos, filos, significa amigo; sophos, sofos, significa sabiduría; unimos los dos significados, y nos da amigo de la sabiduría; y en la vida cotidiana cada uno de nosotros es amigo de la sabiduría, a cada momento queremos aprender nuevos conocimientos; entonces cada uno de nosotros se puede autonombrar filósofo…
        Cuando llegaba a Mérida, Venezuela, para iniciar estudios universitarios, me sorprendía y alegraba ante esos paisajes nuevos para mí, los ríos bajando de la montaña, y poco a poco se iban haciendo cauces, que corrían y serpenteaban entre y sobre piedras y rocas, y la montaña azul en la distancia, mientras nos íbamos acercando, la montaña parecía que se iba alejando; y sí, la montaña estaba allá y sigue estando allá en Mérida, porque desde hace casi treinta años estoy de nuevo en mi pueblo, Villa de Todos los Santos; y por aquellos años setenta y cinco y setenta y seis cursamos un semestre de Mitología Clásica y otro de Pensamiento Clásico, en nuestros estudios de Lenguas y Literaturas Clásicas, en la carrera de Letras, en la Universidad de Los Andes, y tuvimos de profesor en esas dos asignaturas a José Manuel Briceño Guerrero; el primer día se nos presentó y nos dijo Soy filósofo…, mostraba una barba blanca, que recordaba a Whitman, y eligió para orientar el aprendizaje de Mitología Clásica  la Teogonía, obra de Hesíodo…
        Entre tantas singularidades con él, una mañana Briceño Guerrero fue invitado por los estudiantes de Arquitectura, para que les conversara de un tema específico, él nos pidió que lo acompañáramos, pero fuimos solo mi amiga Mariela y yo, y cuando estuvimos allá, se presentó Soy filósofo…, y luego me dijo que leyera una parte de la Teogonía, aquella que él me indicó,  y de seguidas comenzó diciendo unos versos en griego, esto era característico en él, comenzar cada intervención con unos versos en griego, y siguió luego en castellano la trama de  su discurso…
       Y cuando íbamos a comenzar Pensamiento Clásico, Briceño Guerrero estaba en el aula con el Symposion, El Banquete, uno de los diálogos escritos por Platón, nos entregó un ejemplar de esa obra  en griego a cada uno de nosotros, los había quitado prestados en la biblioteca de Humanidades, y a partir de ese día empezamos a leer y a traducir al castellano tal obra, siguiendo sus eruditas orientaciones…
       Nuestro grupo de estudio tuvo la límpida estrella de coexistir en diversas actividades junto a Briceño Guerrero…
  Y en el tiempo que pasa inexorable y sin pausa, un buen día comencé a dictar la asignatura Castellano y Literatura a los estudiantes de quinto año en el Colegio Coromoto, en la Villa de Todos los Santos, y de entre esos estudiantes ya egresados, de pronto se me acerca Eva, y me empieza a hablar de Briceño Guerrero, y cuando le dije que él me había dictado dos asignaturas en mis estudios de Letras, abrió los ojos entre sorpresa y alegría, y miro que extrae de su bolso un libro de título Amor y terror de las palabras, obra de José Manuel Briceño Guerrero, y me lo regaló; tal libro lo conservo desde hace más de veinte años, y hasta ahora solo lo había hojeado y ojeado, no sé por qué no me había enrumbado por sus líneas, quizás eso obedece a un designio oculto; este ejemplar de Editorial Mandorla, Caracas, 1987, nos muestra en página previa al prólogo unos versos en griego antiguo… Y aquí voy a seguir las palabras de Jorge Luis Borges No hace falta leer ni escuchar comentarios de un libro, lean el libro…, y entonces solo cito estas palabras de la página 79 de la singular novela Amor y terror de las palabras, donde leemos a Briceño Guerrero …el centro de todo era mi apasionado amor por la palabra y mis tormentosas relaciones con ella…
Adelfo Morillo