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martes, 20 de octubre de 2015

Tras de una vida sencilla 41


Tras de una vida sencilla                  41

       En el año 1979 tenía dos años trabajando en el Colegio Arzobispo Silva, en Mérida, Venezuela; ya había concluido el año escolar, y un día fui gratamente sorprendido por los estudiantes recientemente egresados de una sección de Quinto Año, Bachilleres que estaban por iniciar sus estudios universitarios, y entre muestras de afectos, agrados, abrazos y sonrisas me regalaron las Obras Completas de Jorge Luis Borges, y del epílogo, escrito por sin par intelectual, extraigo estas líneas

       A riesgo de cometer un anacronismo, delito no previsto por el código penal, pero condenado por el cálculo de probabilidades y por el uso, transcribiremos una nota de la Enciclopedia Sudamericana, que se publicará en Santiago de Chile, el año 2074…
       ¿Sintió Borges alguna vez la discordia de su suerte? Sospechamos que sí. Descreyó del libre albedrío y le complacía repetir esta sentencia de Carlyle: La historia universal es un texto que estamos obligados a leer y a escribir incesantemente y en el cual también nos escriben.
       Puede consultarse su Obra Completa, Emecé Editores, Buenos Aires, 1974, que sigue con suficiente rigor el orden cronológico.

       Y en la primera página de este libro regalo, uno de estos estudiantes había escrito

       En agradecimiento a un maestro que con toda dedicación y esfuerzo ha luchado por plasmar la más viva esencia de los valores bolivarianos y por concientizar a aquellos que siempre fuimos su malestar y que ahora somos su obra.
                                   Con toda dedicación
                                            5º año D
      
       Caracas, 4-8-1979

       Desde ese momento ya han pasado casi cuarenta años, y pierdo la cuenta de cuántas veces releo las páginas de este libro, y más hermoso para mí es cuando imagino, en dónde estará cada uno de ellos, ahora hombres y mujeres, solo pienso y siento que donde se encuentren, sean auténticos seres humanos afianzados en el calor de amor…

Adelfo Morillo